Sería el primer ataque directo o indirecto contra territorio de la OTAN. De momento, no hay pruebas de que haya sido Rusia. Pero Varsovia activa todas las alarmas: convoca al consejo de Seguridad Nacional y moviliza a su ejército: “No tenemos ninguna evidencia concluyente sobre quién lanzó los misiles. Lo más probable es que sean de fabricación rusa, pero todavía lo estamos investigando”. Los dos misiles han caído a seis kilómetros de la frontera con Ucrania. Han impactado en un granero y han matado a dos personas. Una de las posibilidades, que sean restos de misiles rusos interceptados por Ucrania. Otra, que los misiles erraran su ruta porque como armas de guerra también pueden fallar. Una más, que se trate de los restos de un aparato de defensa ucraniano, estrellado en Polonia en su labor de interceptar misiles rusos. Y la última, la que todos prefieren descartar y que la propia Moscú niega, que sea un ataque deliberado contra Polonia. Mientras avanza la investigación, las autoridades polacas avisan: “Aumentaremos la preparación para el combate de nuestros militares”, asegura el Primer Ministro. El portavoz del gobierno añade: “Iniciamos procedimientos para la mayor preparación de otros servicios uniformados de nuestro país”. Y afirman que vigilarán muy de cerca su espacio aéreo.