El primer ministro Benjamin Netanyahu cede a la presión en las calles y retrasa la reforma del poder judicial que quería aprobar el gobierno. En un breve discurso ha anunciado que aplaza una medida que iba a permitirle controlar el nombramiento de los jueces del tribunal supremo. Una reforma que ha paralizado hoy el país con una huelga general que ha provocado la cancelación de todos los vuelos.

En solo tres meses, Netanyahu ha puesto en pie de guerra a buena parte del país, al poder judicial, a los sindicatos, a los empresarios, a las universidades y al propio ejército del que depende la existencia del país

Fue precisamente la destitución fulminante el domingo del ministro de defensa lo que hizo que miles de personas salieran a protestar una vez más.

Nunca un primer ministro había creado una crisis de esta magnitud. La reforma de Netanyahu, que está procesado en 3 causas por corrupción, pondría bajo su control el nombramiento de los 9 jueces del supremo y limitaría sus poderes.

Era un compromiso de Netanyahu con sus aliados ultranacionalistas y religiosos que forman por primera vez parte de un gobierno. Su supervivencia depende de ellos y ahora difícilmente se darán por vencidos. La reforma se aplaza al verano.