La lucha sigue en la calle. Madrid y Barcelona se manifestaban ayer contra una lacra diaria. La confesión del joven de Malasaña indigna al colectivo, pero no detiene al movimiento. Una denuncia falsa que no borra decenas de historias verdaderas, ni invalida su causa. Seguirán alzando la voz para que una mentira no empañe la triste verdad.