Los vecinos de los seis pueblos que forman la parroquia llanisca de Posada celebraron ayer el Día Grande de su fiesta más importante del año, una jornada que cada año atrae a más gente.

Reunidos en la casona de Villa Pilar, dos centenares de aldeanas y porruanos iniciaron la tradicional procesión del Santo por las principales calles de la localidad a ritmo de gaita y tambor. Acompañando a las cuatro ofrendas de pan y hortensias, los fieles desfilaron hasta la iglesia parroquial para participar en la misa solemne, acto previo a la demostración de sus clásicos bailes regionales.