De Hong Kong a servir platos en la Ruta de los Vinos. El primer robot camarero de Asturias tiene cara de gato, se mueve a una velocidad de un metro por segundo, celebra que le rasquen las orejas, últimamente canta villancicos y puede cargar hasta ocho raciones en cada uno de los paseos que se da por el local. Su nombre, a falta de que le rebauticen, es “Bellabot” y está de prácticas en un restaurante de la ciudad. Su dueño, Francisco Cembrano, se parece al camarero robótico en que une los dos mundos: la hostelería y la informática. Tiene una arrocería y la empresa Astur Robotics, que importa la nueva mano de obra venida de Asia, con la intención de venderlo en todo Asturias.
