Cuerpo erguido, mirada al frente y a marchar. El movimiento fluye en cada pisada que coge impulso. Un baile de equilibrio y coordinación destaca bajo la sombra de los árboles del Campo San Francisco. Al aire libre, un grupo cada vez más nutrido camina de un lado a otro con unos bastones en sus manos. Concentrados, siguen las instrucciones que marcan el ritmo del entrenamiento de la instructora Isabel García Bernardo. La marcha nórdica ha llegado a sus vidas para quedarse. "Es una actividad que sigues sintiendo aunque vayas por la calle sin bastones", aseguran los que lo practican.
