Son las cinco de la tarde y en la calle Doctor Bellmunt es imposible echarse una siesta. Los porrazos, martilleos y gritos no paran de salir desde las entrañas de uno de los puntos negros del urbanismo ovetense. "Tres cuadrillas de ladrones", explican los vecinos, apuran para desvalijar las ventanas y techos de la tercera planta de lo que en su día fue Consultas Externas. A pesar del vallado perimetral y los anuncios del inicio inminente de los derribos, el viejo HUCA sigue siendo objeto de un expolio continuo que enerva a los vecinos. "Es indignante, están robando lo que es nuestro, pagado con impuestos y nadie hace nada", explica Ana Álvarez, una ovetense cuyos padres viven justo enfrente del abandonado complejo sanitario.

La desvergüenza de los presuntos cacos es tal que no se cortan en montar sus propios nidos para descansar e incluso acondicionan los espacios para guardar herramientas con las que arrasan con todo lo metálico que encuentran. "Vemos a plena luz del día como sacan cizallas y se ponen a cortar material como si no hubiera mañana", relatan los residentes del entorno del antiguo hospital.

La lógica les lleva a llamar a la Policía, pero esta opción, indican, tampoco sirve de mucho. "Nos dicen que están al tanto de lo que ocurre, pero ni siquiera los vemos asomar", indican los autores de las llamadas de denuncia, para los que la única solución a esta problemática pasa por acometer los derribos cuanto antes. "Que lo tiren todo de una vez y se dejen de historias", apelan al Principado y al Estado como propietarios mayoritarios de unos espacios donde reina el caos y el pillaje.