Ayer tampoco hubo noticias. Ayer, lunes, ya han pasado seis días y continúa igual. "Esto no puede seguir así", se lamenta Teresa Verde, una vecina del barrio de Santo Domingo, de 92 años de edad, que lleva desde el miércoles de la semana pasada sin agua en su domicilio. La situación sobrevenida no es por una avería puntual en su piso, sino a causa de una falla en la bajante del inmueble y que se ha localizado a la altura de su piso. El quid de la cuestión es que la decisión de que la mujer se haya quedado sin suministro se ha tomado de manera unilateral por la administración de la finca, sin previa consulta ni aviso formal alguno, según declara. Mientras, todo el bloque de viviendas disfruta de agua potable en sus hogares, excepto ella, que "paga los platos rotos" del desperfecto sin asegurársele la reparación en un plazo concreto. La mujer vive en la incertidumbre, se siente "abandonada y desplazada", y reclama una solución con la máxima premura.
"Me siento muy muy, pequeña, muy mermada", explica la vecina sobre la pesadilla que atraviesa. En compañía de su hija Maite Burguet y su yerno José Antonio Fernández, la afectada abre uno por uno los grifos de su casa para demostrar que están completamente secos, antes de comenzar el relato.