Las familias de niños con cáncer consideran «imprescindible» que los profesores de los centros educativos asturianos reciban formación para saber actuar de forma correcta cuando la enfermedad afecte a alguno de sus alumnos. Los responsables de la Asociación Galbán, uno de los pilares de la lucha contra el cáncer infantil, sostienen que los docentes deben estar preparados para tratar a los pequeños afectados, y también a sus compañeros, en todas las fases de la enfermedad. «Es muy importante que sepan gestionar los sentimientos del niño y del resto de alumnos. Hay ocasiones en las que, tristemente, tienen que enfrentarse a un duelo y eso hay que saber afrontarlo de manera correcta porque se generan miedos, angustias o tristezas», explica Desirée Vicente, coordinadora del área de Educación de la Asociación Galbán.
Los profesores «actúan como los segundos padres» de los niños que tienen cáncer, cuya vida cambia de un momento para otro. Muchos de estos pequeños pasan largas temporadas en el hospital sin convivir con sus compañeros y al regresar al colegio necesitan de una atención especial. «A nuestros niños les quedan secuelas a nivel físico y neuronal, por eso se necesita la especialización del profesorado, para que sepan que necesidades tienen a raíz de esos tratamientos», señala Desirée Vicente. Los miembros de la Asociación Galbán sostienen que en los colegios también son necesarios picólogos especializados en esta enfermedad –conocidos como psicooncólogos– para ayudar a los niños y a sus familias. «Los niños y adolescentes que se incorporan a los centros después de estar ausentes por la enfermedad necesitan apoyo profesional. Su vuelta ha de ser tratada con conocimiento y delicadeza», señala Raquel Alonso, que es la vicepresidenta de la Asociación Galbán y ayer estaba especialmente emocionada porque, justo un día 13 de febrero, le diagnosticaron leucemia a su hijo Darío, que ha logrado salir adelante. «Nosotros ofrecemos ese apoyo a los colegios y pueden contar con nosotros», añade.