Al tercer mes de embarazo llegó el peor diagnóstico: tenía cáncer de pecho. La ovetense Ana María Álvarez Martín, propietaria de la empresa de bisutería Casquito de Porcelana, acudió en 2022 a su cita rutinaria con la ginecóloga por lo privado. Todo fue bien. La especialista le recomendó que al cumplir los cuarenta años pasase por consulta una vez cada doce meses y cumplió. Llegó la consulta de 2023 y allí le encontraron «algo que les llamó la atención». Eran microcalcificaciones en la mama. Se mandaron a analizar y en medio de este proceso, se enteró que esperaba una bebé. Una noticia que llenó de felicidad a la familia; Alejandra era una niña muy deseada por la pareja.
Álvarez Martín echa, ahora, la vista atrás una semana después de acabar su tratamiento de radioterapia y momentos antes de que la familia viaje a Extremadura, la tierra de su marido, y a la que no han vuelto desde que su vida dio un giro radical. Esa jornada en la que llegó el diagnóstico. Era el 4 de marzo de 2024 y acudió a consulta con su marido y su madre . «Para mi fue un shock porque no me lo esperaba. Todos pensamos que cáncer es igual a muerte y temí por mi vida y por la de mi hija».