Un mínimo de dos días tardan los confiteros de Rialto el realizar los huevos de Pascua, una tradición sumamente ovetense que llena estos días los escaparates de los principales obradores de la capital asturiana. Al frente de este establecimiento se encarga Francisco Gayoso quien muestra con orgullo una de las joyas más demandadas por los ovetenses; el huevo de Pascua en forma de vaca. Al animal no le falta detalle. Tiene cencerro, un lazo de color rojo y unas largas pestañas de color negro. "En las elaboraciones se hacen varios a la vez y hay que dedicarles mucho mimo porque hay figuras muy complejas". Es por ello que la campaña de Semana Santa comienza tras cerrar la de Navidad. "Planificar todo lleva su tiempo porque trabajar con el chocolate no deja de ser algo muy artesano" .