La ciudad de Oviedo ha vivido este domingo una celebración histórica en el que miles de aficionados han festejado el ascenso a Primera División que ha conseguido el Real Oviedo. El equipo vuelve a la máxima categoría 24 años después.

A pesar de que la celebración ya acumula horas, porque después del partido contra el Mirandés jugadores y afición ya lo festejaron hasta altas horas de la madrugada, a lo largo del mediodía ya se podían ver en las calles ovetenses muchas camisetas azules. El número de aficionados fue incrementándose conforme pasaban las horas.

Cuerpo técnico, personal del club, allegados y jugadores se montaron a dos autobuses que realizaron un recorrido desde el estadio Carlos Tartiere por toda la ciudad. Desde el principio les acompañaban aficionados desbordados por la alegría del triunfo conseguido.

Los vehículos estuvieron muy arropados por las calles Alejandro Casona, Avenida Galicia, Hermanos Pidal, Real Oviedo, Independencia, calle Uría, Argúelles, Mendizabal, Plaza Porlier, Plaza del Riego y Calle Jesús.

El Real Oviedo hizo una primera parada en el Ayuntamiento, donde desde el balcón municipal ya se dirigieron a una plaza completamente abarrotada por aficionados.

Con posterioridad, pasadas las 19.00 horas, se trasladaron a un gran escenario ubicado en la calle Uría, a la altura de la Plaza de la Escandalera, donde también esperaban miles de personas para celebrarlo con su equipo en una gran fiesta.

Tomó la palabra el gran protagonista del club esta temporada, el veterano Santi Cazorla, que a sus 40 años ha resultado decisivo en el ascenso del equipo asturiano. Es el capitán del equipo y posiblemente el más querido estos días.

Prácticamente sin voz y en un emotivo discurso ha dedicado el ascenso a la afición. "Nos sentíamos en deuda, porque al final, el cariño que nos habéis dado durante todo el año es algo que no se puede devolver", ha manifestado.

Cazorla ha insistido en que el objetivo va más allá de los nombres individuales y se centra en el proyecto colectivo. "Al final, el objetivo es que esta ciudad esté donde se merece, con los grandes de la Liga Española", ha señalado, subrayando que no se conforman con el ascenso y buscarán consolidarse en la categoría.

El futbolista ha puesto en valor el trabajo del grupo humano del club, destacando su carácter familiar. "Es porque el grupo humano que hay aquí atrás es inmejorable, desde los utilleros, los médicos, los fisios, LA gente de comunicación, somos una familia", ha explicado.

Durante su intervención, Cazorla ha recordado el ambiente previo al partido decisivo, con una afición volcada con el equipo. "Antes del partido, en el recibimiento, en el autobús, nos decíamos: hoy no podemos fallar a esta gente", ha relatado, describiendo un momento de intensa emoción.

Por su parte, el entrenador del equipo, Veljko Paunovic, que formaba parte de la plantilla del Real Oviedo cuando descendió en 2001, también ha intervenido visiblemente emocionado.

"Es un privilegio estar delante de todos ustedes, y la verdad es que estos tres meses desde que llegamos aquí, esto ha sido mi familia todos los días", ha dicho.

Paunovic ha subrayado el papel fundamental de los valores familiares en el logro deportivo del equipo. "Hemos logrado todo esto debido a los valores familiares que tenemos todos", ha asegurado, mostrando su gratitud hacia el club por la oportunidad de "reparar" y transformar la tristeza en alegría, en referencia al descenso de 2001.

El técnico ha concluido su intervención manifestando su agradecimiento por poder compartir "un gran momento para la historia de este club", reconociendo que se trata de un momento vital que "vamos a recordar para siempre" y en el que muchos aficionados están acompañados por sus familias, igual que él.

Por último, el presidente del Real Oviedo, Martín Peláez, se ha dirigido a la afición y ha manifestado que es un día que soñó muchas veces. "Pero nunca pensé que fuera tan bonito como lo es", ha añadido. Peláez ha mostrado su gratitud al Grupo Pachuca y a la afición ovetense por su apoyo incondicional.