El kiwi, una fruta exótica que ha ganado popularidad no solo por su sabor refrescante, sino por su impresionante perfil nutritivo, es un elemento esencial en dietas enfocadas en la salud y el bienestar. La fruta debe estar presente en todas y cada una de nuestras dietas. Pero no todas nos gustan en exceso. Y por eso el kiwi, tanto el verde como el amarillo (tan de moda estos días) puede ser un gran aliado.
El kiwi es conocido por su alto contenido de vitamina C, superando incluso a los cítricos tradicionales como la naranja. Una sola pieza de kiwi puede aportar más del 80% de la cantidad diaria recomendada de esta vitamina, crucial para fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la absorción de hierro en el organismo. Además, esta fruta es rica en vitamina K, que desempeña un papel vital en la coagulación de la sangre y el mantenimiento de la salud ósea.
Los minerales también son abundantes en el kiwi. El potasio es uno de los más destacados, ya que ayuda a regular la presión arterial y contribuye al funcionamiento adecuado de los músculos y los nervios. De acuerdo con un estudio publicado en el National Center for Biotechnology Information, el consumo regular de kiwi puede mejorar significativamente los niveles de potasio en el organismo.
El kiwi es una potente fuente de antioxidantes, compuestos que combaten el daño causado por los radicales libres en el cuerpo. Los antioxidantes como la vitamina C, la vitamina E y los polifenoles presentes en esta fruta ayudan a reducir el estrés oxidativo, que está vinculado al envejecimiento prematuro y a enfermedades crónicas como el cáncer y las enfermedades cardíacas.
Un artículo de Frontiers in Pharmacology destaca que el consumo de kiwi puede mejorar significativamente el estado antioxidante del cuerpo, proporcionando así una defensa natural contra múltiples enfermedades.