En un verano de restricciones como el que va acabando, la gana de romerías solo se puede mitigar con una visita a Lugones. Al feudo de Manolito “El Pegu”. A ese local donde, por mucha pandemia que haya fuera, el ambiente festivo más asturiano se mantiene inalterable.

Ese local donde se constata que en año 1952, las fiestas del Carbayu (Lugones) ya tenían barracas. No solo las imágenes en blanco y negro y enmarcadas que cuelgan en las paredes del Museo de la Romería de Lugones lo atestiguan, sino también lo muestra la maqueta que ocupa el ochenta por ciento del espacio del recinto.