Si la fiesta de Comadres tiene un olor, ese es el de la manteca y el chorizo, horneados a fuego lento tras preparar con mimo los bollos de la merienda-cena por excelencia del año en La Pola. Y para no perder ese aroma, cerca de 150 niños de los colegios Hermanos Arregui y Celestino Montoto de la capital sierense se afanaron a lo largo de toda la mañana de este miércoles, por tandas, remangados hasta los codos y bien metidos en harina para dar forma a sus propias creaciones culinarias.
Durante toda la mañana pasaron por la plaza cubierta los escolares de sexto curso, por iniciativa de la Sociedad de Festejos de Pola de Siero que, por segundo año, ha querido sacar el horno a la calle para que "no perdamos la tradición". "Si los niños no aprenden a hacer sus bollinos, no habrá continuidad para la fiesta", indicó la presidenta del colectivo organizador, Lucía Noval, mientras ayudaba con indicaciones a los pequeños chefs.