Santiago Mohedano era, hasta la pandemia, un herrero vasco que trabajaba en montajes con pasión por el queso. Ahora es el responsable de una de las experiencias gastronómicas que más está dando que hablar en España: "Flores de queso". "Me llaman el jardinero de los quesos", dice Mohedano dando a entender lo mucho que le gusta el apelativo. Porque de eso va su proyecto: de ofrecerle a la gente una forma original y estéticamente preciosa de degustar el queso. Mohedano ofrece ramilletes de "claveles queseros" –es a lo que más se parecen– que en realidad son lascas rizadas de queso artesano de oveja, de cabra o de vaca, en perfecto estado de maduración y servidas en cucuruchos de galleta natural o con sabores de espinaca, de tomate, de carbón vegetal, de chocolate... Con el añadido de llevar emulsiones dulces de membrillo, de manzana a la canela con sidra, multifrutas, mango... y, como toque final, maridadas la flores con gotas de Aove con esencias naturales como manzana, castaña, miel, higo, naranja, romero, hierbabuena, tomillo, cardamomo...