“Cuando voy a dejar o a recoger a alguien y tardo un poco por necesidades del cliente siempre me pitan más al ver que soy mujer. A mis compañeros hombres no les pasa tanto. Eso es así”. Yolanda Herrero, de 53 años, es taxista en Oviedo desde hace nueve. Asegura estar “acostumbrada” a oír dedicatorias como “Mujer tenías que ser” o ver por el retrovisor gestos de desaprobación e insulto. Con el paso del tiempo se ha puesto una coraza para que no le afecte hasta el punto de normalizarlo, pero sabiendo que tras esas acciones se esconde el machismo. Por eso, la celebración del 25N, Día Internacional Contra la Violencia de Género, cobra para ella un sentido especial. Es consciente de la lucha angustiosa que libran diariamente otras mujeres víctimas de malos tratos.