Desde que suena el teléfono los conductores y sanitarios a bordo de las ambulancias tienen menos de cinco minutos para enfundarse el equipo de protección. El protocolo se repite con cada paciente porque a todos los atienden como si fueran positivos en covid. La tercera ola de la pandemia en Galicia tiene a sus ambulancias con la sirena siempre activa. En los primeros meses notaron el miedo de los pacientes que no acudían a los hospitales ante el temor al contagio y aguantaban el dolor en sus casas hasta que ya no podían resistirlo. Ahora lo que sienten estos sanitarios es el cansancio de tantos meses de trabajo. Entre servicio y servicio deben desinfectar toda la ambulancia y también ellos tienen que eliminar cualquier posible rastro que el virus haya dejado en sus uniformes, lo que duplica el tiempo que necesitan para estar listos. Si antes de la pandemia necesitaban cincuenta minutos por servicio ahora requieren de hora y media. Aseguran que han ido aprendiendo sobre la marcha. Un aprendizaje constante y de urgencia.