"Siempre tuve claro que quería ser futbolista, mi juguete favorito siempre fue la pelota", Alejandra Moro Begega juega en el Real Oviedo Femenino y estudia Fisioterapia tras quedarse a unas décimas de entrar en Medicina. Tres veces a la semana entrena con su equipo de ocho y cuarto a diez de la noche porque en los ajustes horarios las chicas son las últimas en pisar al terreno de juego. "No es buen horario pero es de agradecer al Oviedo que nos vaya abriendo hueco", señala. En el futbol fememino ha habido avances pero aún queda mucho camino por recorrer. A pesar de militar en segunda división la categoría del Real Oviedo Femenino no reconoce a sus jugadoras como deportistas de élite y no existe la posibilidad de hacer una adaptación curricular que sí es posible en el caso de los hombres. "Hay que ser muy organizado para adaptar los horarios. Segundo de Bachillerato fue el año mas duro de mi vida", explica.
Para ver este vídeo suscríbete a La Nueva España o inicia sesión si ya eres suscriptor.
¿Ya eres premium? Inicia tu sesión aquí