Las pisadas se hunden en las pequeñas montañas de ceniza que cubren el municipio de Tacande. Partículas que cuesta barrer y resulta imposible quitarse de encima. Aquí los vecinos están a poco más de un kilómetro del volcán y la lluvia de ceniza es constante porque el volcán está en un proceso de desgasificación. El magma en su interior tiene más gas y al salir lo hace con mucha presión. Expulsando con más fuerza la ceniza que hay a su alrededor. La calidad del aire empeora, sobre todo, al oeste y noroeste de la isla. En Los Llanos de Aridane, por ejemplo, la situación es desfavorable y a primera hora de la mañana, incluso se han multiplicado por diez, los valores necesarios para que la calidad sea considerada buena. Las mediciones que hace la UME y las muestras que toman los geólogos son constantes y a la población se le recomienda el uso de mascarillas FFP2 y salir a la calle lo menos posible.