"Jamás pensé que pudiésemos entendernos con él como al final nos entendimos. Tuvimos la oportunidad después de hablar de muchas cosas de conocer a la persona; siempre hubo un respeto enorme hacia él y de él a nuestra causa". Son las palabras de Manuel Sánchez Terán, uno de los trabajadores de Duro Felguera que pasó 318 días encerrados en la torre de la Catedral de Oviedo para protestar por los despidos. Allí forjó una relación insólita y fortuita con Gabino Díaz Merchán, que se convirtió en una pieza clave en la negociación. Terán no ha querido faltas al a capilla ardiente por el arzobispo emérito para demostrar el profundo respeto que le profesaba.

Hizo una gestión providencial en palabras de Merchán. De allí salió un acuerdo para la recolocación de los despedidos. "Nunca hablamos de ellos, pero quedó bastante claro desde el principio que el se alegraba del final del conflicto y de cómo se resolvía".

Resistieron durante 318 días y sin una mala palabra del Arzobispo “conseguimos resolver el problema. Sé que al final del proceso él también quedó satisfecho”. En señal de “respeto hacia él, pero también sabiendo que él había tenido un respeto hacia nuestra causa”, Terán dejó para la historia la imagen icónica de la entrega al Arzobispo del gomeru que utilizaba en las protestas. También le dio la gran sábana roja con la que había envuelto la bola de la torre.