El conflicto está en la idea del Gobierno de reducir la evaluación de Selectividad en Lengua, Historia, el idioma de opción y Filosofía a una prueba tipo test que simplifica al mínimo esas materias. Las quieren aglutinar en un solo examen llamado ‘de madurez’. Llueven las críticas de los profesionales, incluida la Real Academia de la Lengua, que consideran que se ignora el valor del saber. Otro punto de fricción es el que mantienen comunidades como Madrid, que demandan una prueba única en todos los territorios, igual que hay un distrito único para ir a la Universidad. Para dar tiempo a llegar a consensos, Educación estudia retrasar la implantación del nuevo modelo de EBAU hasta junio de 2028.