Las naranjas son ricas en vitamina C y flavonoides, que refuerzan el sistema inmunológico y protegen el corazón. Además, su fibra favorece la digestión y la saciedad, mientras que su alto contenido de agua es beneficioso para la hidratación y la función renal.
El citrato presente en las naranjas ayuda a prevenir la formación de cálculos renales, inhibiendo la cristalización de minerales en la orina. También son una fuente de potasio, que es esencial para la salud cardiovascular y renal.
Sin embargo, en personas con enfermedad renal crónica (ERC), el consumo de naranjas debe ser controlado debido a su contenido de potasio. Cuando los riñones no funcionan correctamente, no pueden eliminar el exceso de potasio, lo que puede llevar a la hiperpotasemia. Esta condición puede alterar el ritmo cardíaco y causar efectos graves en la salud.