Villaviciosa fue este jueves la capital mundial de la fabada. La XV edición del concurso ‘La Mejor Fabada del Mundo’ reunió a 22 finalistas procedentes de toda España en una jornada que se vivió entre nervios, cucharas y mucha pasión por el que es, para muchos, el plato más emblemático de la gastronomía asturiana. La final, celebrada en el Restaurante Amandi y enmarcada dentro de las XXXI Jornadas de les Fabes, se celebró por primera vez en miércoles en lugar de el ya tradicional martes, para hacerlo coincidir así con el día de mercado en la villa. Sin embargo, la entrega de premios, prevista como de costumbre para la misma jornada, fue pospuesta para este jueves a las 19.00 horas en la Plaza Cubierta como muestra de respeto por el luto oficial decretado tras la tragedia ocurrida en la mina de Cerredo, en Degaña, que costó la vida a cinco trabajadores.

El jurado, presidido por Pedro Morán, de Casa Gerardo, lo tuvo difícil. No solo por la cantidad —“lo principal para ser jurado es venir con hambre”, bromeó—, sino por la calidad de las propuestas. La búsqueda de la fabada perfecta pasó por evaluar aspectos como la textura de la faba, el equilibrio del caldo o el compango. “Hoy ya no se trata solo de llenar, sino de encontrar una fabada suave, equilibrada, que respete la tradición pero que también se adapte al momento actual”, explicó Morán, destacando el uso cada vez más común de la faba fresca. Esa mezcla entre tradición e innovación fue también defendida por el periodista y jurado José Ribagorda. “El sabor es el gran valor gastronómico que se está recuperando. Durante años lo perdimos con tanto "postureo culinario". Pero la tradición vuelve a cobrar sentido”. Para Ribagorda, lo esencial es el producto y el respeto por la cocina, ya que considera que “con buen producto, técnica y amor por la tradición, una fabada excelente puede hacerse en cualquier lugar”, haciendo referencia a los restaurantes de fuera del Principado que también han llegado a esta final.

Los participantes, conscientes del nivel, compartieron secretos y dificultades comunes. La materia prima fue la clave más repetida. “La faba de este año es muy escasa y bastante irregular. Viene muy verde, rompe toda, pero aún así trabajamos mucho para presentar un plato de calidad”, explicaba Gabriel Hinciano, de la Sidrería Bedriñana, de Villaviciosa, uno de los tres locales de la villa que llegaron a la final. María Fernanda Díaz, de Casa Morán, en Collanzo, coincidía con su compañero. “A pesar de que la faba de este año no es muy buena, hay finalistas con fabadas de mucha calidad. Eso dice mucho del nivel del sector”.