Un paseo por la joya romana de Villaviciosa: así era la villa de Puelles hace dos mil años

Una investigación realizada en 1928 descubrió los restos del complejo termal de la residencia rural del Siglo I, sin que desde entonces se haya vuelto a excavar en la zona

Puelles, la joya romana escondida de Villaviciosa

Puelles, la joya romana escondida de Villaviciosa

José A. Ordóñez

José A. Ordóñez

La joya romana de Villaviciosa duerme enterrada entre Puelles y San Zaornín, muy cerca del monasterio de Valdediós. Se trata de una villa rural erigida en el siglo I y que fue excavada parcialmente en 1928, sin que desde entonces se haya investigado más sobre el terreno. Lo único que se conoce sobre este emplazamiento es lo publicado hace más de noventa años en la revista “Covadonga” por J. Fernández Menéndez, responsable de aquella primera y única intervención, que se limitó a unos setenta metros cuadrados del área termal de un complejo cuyo cometido principal sería la explotación de la tierra. El resto sigue siendo una incógnita, aunque es de suponer que responda al modelo de villas romanas habituales en el territorio que hoy es Asturias, algunas de las cuales, como la de La Estaca, en Las Regueras, está siendo objeto ahora de una serie de campañas que deparan espectaculares resultados.

La Fundación Cardín organizó recientemente una conferencia a cargo de José Ignacio San Vicente González de Aspuru, profesor titular del Departamento de Historia de la Universidad de Oviedo, para rescatar del olvido la villa romana de Puelles, también conocida como de Boides, aunque esta última denominación ha perdido peso en las últimas décadas entre los expertos.

La excavación de Fernández Menéndez en Puelles se centró en una zona conocida como la Ería de la Villa, muy cerca de la carretera que entonces estaba en construcción. El complejo se levantó en un terreno pendiente, como era habitual, para favorecer la evacuación de las aguas residuales. Uno de los primeros descubrimientos de aquella campaña fue una galería porticada, con el suelo pavimentado, que funcionaría como zona de comunicación entre la zona termal y el resto de la villa.

Desde esa galería se pasaba al Apodytherium, que era el vestuario donde los usuarios del área termal dejaban las ropas al cuidado de los esclavos, y, luego, al Frigidarium. Esta era una sala de agua fría que fue excavada parcialmente por Fernández Menéndez, quien detectó al fondo una estancia de 2,90 por 3,10 metros en la que se conservaban pavimentos y pinturas. Sería la piscina de agua fría del Frigidarium.

La siguiente estancia era el Tepidarium, una sala sin agua por la que circulaba aire caliente caldeado a una temperatura templada gracias a un horno cercano. Los usuarios pasaban después al Caldarium, la sala de agua caliente de la que en 1928 únicamente se conservaba una parte debido a un hundimiento. En su parte más oriental estaba el Alveolus, que era la piscina del enclave.

La excavación de Fernández Menéndez permitió recuperar trozos de teja y ladrillo, cerámica decorada, cristales, una rueda de molino, clavos y monedas, de las que se conservan dos, posiblemente tardorromanas. También apareció un anillo de cobre con inscripciones, cuyo paradero actual es una incógnita.

La villa romana de Puelles aún tiene mucho por descubrir, ya que solo hay conocimiento de una parte del complejo, la destinada a balneario. Sin embargo, no hay previsión alguna de retomar aquella histórica excavación ejecutada hace casi un siglo.