Entrevista | María José Domínguez Geóloga de la Universidad de Oviedo

"Los vecinos de Tazones no tienen que preocuparse por el avance del argayo"

"De un año para otro se observan cambios brutales en el terreno, hubo movimientos de hasta quince metros"

María José Domínguez, ayer, en Oviedo. | Miki López

María José Domínguez, ayer, en Oviedo. | Miki López / Alicia García-Ovies

Alicia García-Ovies

El imparable avance del argayo de Tazones que hace cuatro años obligó a desalojar el restaurante del acantilado se ha convertido gracias a la Universidad de Oviedo en ejemplo del retroceso que está sufriendo el litoral jurásico asturiano. La disposición de las rocas, la marcada alterabilidad y la impermeabilidad son factores decisivos de un fenómeno que el equipo dirigido por las investigadores María José Domínguez y Montserrat Jiménez ha analizado en profundidad. Domínguez ha atendido a LA NUEVA ESPAÑA para hablar de un trabajo fundamental para conocer el futuro geológico de la región.

–¿Cuál es la situación actual del litoral asturiano?

–La costa asturiana es muy variada, principalmente por los diversos tipos de roca que la conforman. En el oriente, por ejemplo, en la zona de Llanes hay muchas calizas y por eso están ahí los bufones. En el occidente hay cuarcitas, que son resistentes pero no se disuelven, y en el Cabo Peñas hay alternancia. Pero, además, hay muchos otros factores como la orientación de la costa respecto a los temporales. Los resultados de este estudio no se pueden extrapolar a todo el litoral, pero sí permiten aventurar el futuro la costa jurásica entre Gijón y Ribadesella.

–¿Por qué eligieron Tazones como foco de investigación?

–Ese año logramos financiación del Ministerio y de la Agencia Estatal de Investigación para poner en marcha un estudio sobre el retroceso del litoral. Nuestra pretensión era analizar tres zonas, una oriental, el cabo Peñas y otra en Luarca. Justo en ese momento comenzaron a salir las primeras grietas en Tazones y eso nos hizo decantarnos por ese acantilado.

–Una de las peculiaridades de este fenómeno ha sido su rápido avance en un periodo corto de tiempo.

–La evolución ha sido rapidísima. Es un proceso que en tiempo real ha avanzado a rápida velocidad y que nos ha dado mucho juego. A los geólogos siempre se nos tacha de que hablamos de miles y millones de años. Aquí ha habido episodios de mucho movimiento en poco tiempo. Algunos puntos han avanzando quince metros en un mes, lo que es una barbaridad. No esperábamos ni mucho menos los resultados que hemos obtenido.

–El fenómeno ha causado una gran preocupación vecinal en Tazones ante la posibilidad de que las grietas avancen hacia el pueblo. ¿Hay riesgo de peligro?

–Hemos visto momentos de mucha aceleración que nos hicieron dar la voz de alarma y comunicar al Ayuntamiento de Villaviciosa que había que tener cuidado, porque es una zona muy transitada, pero también es verdad que luego hubo un parón. Es verdad que lo que hemos visto por ahora es que va muy relacionado con las lluvias. Está claro que es una ladera muy activa, pero queremos tener más datos para hacer unas previsiones con más certezas. Aún así, el movimiento está acotado a una zona concreta y no hemos encontrado evidencias que en el pueblo de Villar o en el faro haya habido algún tipo de movimiento, todo lo contrario. No tienen nada de lo que preocuparse.

–¿Cuál ha sido el método de trabajo?

–Hemos aplicado distintas técnicas. Hemos hecho un seguimiento mensual in situ. Hemos hecho sondeos, toma de datos... Y luego, como técnicas remotas, trabajamos con drones, haciendo un vuelo al menos anual, y un seguimiento de satélite. Es un trabajo arduo, pero es un periodo de observación corto. Nos permite saber qué ha pasado estos cuatro años, pero para hacer una estimación a futuro, a diez o más años, necesitamos más toma de datos. Siempre hay que ser previsores.

–Además de Tazones, dice que han estudiado también acantilados de Luarca y del cabo Peñas. ¿Los resultados aquí son similares?

–En esos casos los resultados no son tan espectaculares. En Luarca, por ejemplo, vemos algo muy diferente a lo que ocurre en Tazones. En Villaviciosa, el mar tritura rápidamente las piedras, por su tipología los bloques que caen son más pequeños. En el caso de Luarca son rocas muy duras, se desprenden bloques grandes de varios metros y quedan al pie del acantilado, como si fuera una escollera natural. Esos propios desprendimientos hacen como de defensa del acantilado, es algo curioso. Por eso digo que cada tramo de costa en Asturias tiene su peculiaridad.

–¿Y en el cabo Peñas?

–Tenemos unas rocas calizas más masivas y tenemos también grietas, pero están teniendo una evolución más lenta. No es algo tan espectacular como en Tazones.

–Los resultados son todavía preliminares, aun hace falta más tiempo de estudio, pero ¿cuál es su primer análisis teniendo en cuenta este escenario?

–Estamos detectando que hay retroceso. Los acantilados que estamos monitorizando son activos, están mostrando evidencias de que está habiendo muchos procesos de gravedad, movimientos de ladera... Necesitamos un seguimiento a más largo plazo para tener la seguridad de que esto no es un pulso coyuntural y que es un tendencia. Eso es lo que tratamos de averiguar.

–Por esa razón la investigación todavía continúa abierta...

–Tuvimos un primer proyecto, "Inestabilidad de laderas como indicador del retroceso de la costa cantábrica", entre 2018 y 2021, que son los resultados que hemos presentado, y ahora nos han concedido uno de 2022 a 2025. Nosotros encantados de seguir trabajando todo lo que se pueda, pero para ello necesitamos financiación. Mientras la sigamos tendiendo, por supuesto que vamos a seguir en ello. Además el equipo es prácticamente el mismo.

–Ganas de seguir investigando no faltan.

–Es un tema que nos apasiona. Nos encanta ir al campo, analizar los datos. Al final, es una investigación viva. La gran fortuna que tenemos en nuestra área de conocimiento es que son procesos vivos. En el caso de Tazones, además, es una zona muy transitada, mucha gente visita el argayo y se ve. De un año a otro se ve un cambio brutal en el terreno, por lo que es muy didáctico también para la sociedad.