Dolor en el adiós al matrimonio "unido y generoso" que murió al volcar su tractor

Los vecinos de Villaviciosa, consternados por el suceso, resaltan el impacto de contemplar los dos féretros juntos: "Ni la muerte los separó"

Un momento del emotivo funeral por el matrimonio fallecido en accidente de tractor que llenó la iglesia de Bedriñana (Villaviciosa)

Un momento del emotivo funeral por el matrimonio fallecido en accidente de tractor que llenó la iglesia de Bedriñana (Villaviciosa)

Bajo un manto de silencio, solo roto por el sonido de las campanas, Bedriñana despidió la tarde del miércoles a dos de sus vecinos más queridos. El último adiós a Javier Estrada y María Luisa Sariego, fallecidos en un accidente de tractor mientras realizaban labores agrícolas, fue el fiel reflejo del cariño que el concejo tenía por un matrimonio "afable, generoso y que estaba muy unido".

Más de un centenar de personas acudieron a arropar a la familia en estos duros momentos. Una hora antes del funeral, la iglesia estaba ya llena y muchos eran los que esperaban a las puertas, aún consternados por el trágico accidente. Las pequeñas dimensiones del templo obligaron a la mayoría de los asistentes a quedarse en el exterior durante la celebración, oficiada por el párroco José Manuel Fueyo. Entre ellos, el alcalde, Alejandro Vega; el diputado del Partido Popular José Manuel Felgueres, así como otros miembros de la corporación maliaya.

Los vecinos recordaron a las puertas de la iglesia lo buenas personas que eran las dos víctimas del trágivo accidente. "Eran muy abiertos, siempre dedicados al campo", destacaron. Tenían ganado, pero además eran reconocidos viveristas. Si bien ese no fue su único sustento, sí fue la razón de que se recorriesen numerosos mercados de toda la Comarca de la Sidra. "Los quería todo el mundo. Nunca hubo un accidente como este, que perdiesen la vida los dos. Es muy mala suerte. Es muy duro ver los dos féretros juntos", reconocían.

En los últimos años, la hija del matrimonio había tomado el relevo de trabajo agrícola, pero "en el campo no hay jubilación. En las ciudades la gente va a pasear por la playa o al gimnasio, en la zona rural te entretienes cuidando las vacas o la huerta", señalaron sus vecinos, quienes son conscientes que "a cierta edad deberíamos estar tranquilos, pero a veces somos muy cabezotas".

El matrimonio era muy querido. "Si ibas a tomar algo con Javier no necesitabas ni llevar dinero, porque siempre pagaba. Era muy desinteresado". Al igual que su mujer. Ambos solían organizar reuniones en casa e invitaban a sus allegados para que disfrutasen de la sidra que mayaban.

Formaban un tándem perfecto, y así lo demostraron hasta el último momento. Como sentenciaron ayer sus allegados: "No los separó ni la muerte".

Javier Estrada y María Luisa Sariego perdieron la vida el lunes en un accidente de tractor cuando realizaban labores agrícolas. Según explicaron varios vecinos, una maniobra errónea cuando movían un silo de hierba podría haber sido la causa de que perdiesen el control del vehículo, que volcó. Él murió en el acto, ella lo hizo poco después en el hospital debido a la gravedad de las heridas.

La Guardia Civil recibió la alerta sobre las cinco de la tarde. Ellos fueron los primeros en llegar; posteriormente lo hicieron los servicios de Emergencia. El levantamiento del cadáver de Javier Estrada se realizó pasadas las siete y media de la tarde y fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Oviedo, donde se le realizó la pertinente autopsia.

Ahora ambos descansan juntos, como siempre vivieron, en el cementerio de Bedriñana.

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