Nadie entendería Villaviciosa sin su Semana Santa. Sus procesiones reúnen cada año a cientos de personas, siendo un importante motor turístico, cultural y religioso del concejo. Sin embargo, hace no muchos años, la que es una cita de referencia estuvo a punto de desaparecer. En esos momentos, la figura de Ángel Hevia, que fue Mayordomo de la Cofradía de Jesús Nazareno y ha sido recientemente nombrado cofrade de honor, fue clave.

-¿Cómo llegó a ser mayordomo de la cofradía?

-En los años setenta estuvieron a punto de desaparecer las procesiones. El cura de entonces, don Pedro, nos llamó a un grupo de cofrades para decirnos que si no hacíamos una gestora y tirábamos de ella él solo no podía. Fue su implicación, y la del sacristán, Pepe, las que permiten que a día de hoy siga habiendo procesiones. En Asturias solo siguieron realizándose las de Villaviciosa, Avilés y Luarca. A mí me tocó ser presidente de dicha gestora y dos años más tarde me nombraron Mayordomo de la cofradía.

-Los primeros años tuvieron que ser difíciles.

-A los tres o cuatro años conseguimos asegurar las procesiones y la situación se relajó. En el 74 nombramos cofrade de honor al Regimiento de Cabo Noval, que desde entonces participa en la Semana Santa, y en el 86 sacamos adelante los primeros estatutos. Fue algo que nos costó mucho, pero era fundamental para que las procesiones pudieran seguir celebrándose sin problema.

-Finalmente fue Mayordomo durante casi treinta años.

-Sí, estuve al frente de la cofradía hasta el año 2000 cuando decidí que era la hora de que entrase gente nueva, y tuvimos la suerte de encontrar una joya para sustituirme. Nicolás, el Mayordomo actual, es único. Lo que consiguió esta junta, con él al frente, es increíble. El Museo de la Semana Santa, por ejemplo, no sé cómo se arreglaron. Es algo que hay en muy pocos sitios. Está junta es de lo mejor de la Villa. Hay que cuidarlos.

-¿Se esperaba la distinción de cofrade de honor?

-No, y no me parece que sea merecedor de ella. Yo lo único que hice fue tratar de conservar las procesiones y que no se perdiera una tradición que tenia más de 300 años de historia porque sería una pena. Fueron años muy difíciles, pero no creo que haya hecho nada importante.

-Si tuviese que quedarse con una procesión, ¿cuál sería?

-La del Silencio. Es de noche, se apagan todas las luces… Es una procesión para los cofrades. Después está la del Viernes Santo, que es un acto sacramental que se celebra al aire libre y a la que sigue la procesión del Entierro.

-¿Ha cambiado mucho el ambiente a lo largo de los años?

-Antes nada más nacer te inscribían como cofrade. Eso es algo que se ha ido perdiendo, aunque la mitad de la población de Villaviciosa forma parte de la cofradía. A la hora de las procesiones la gente debe tener en cuenta a lo que vienen, no es un desfile folclórico. Las procesiones de Villaviciosa siempre fueron serias y sencillas. Sí que echo en falta que los cofrades vengan y participen más.

-¿Usted sigue participando?

-Ahora en muchas ocasiones ya no soy capaz de realizar el recorrido completo, pero seguiré acudiendo a las procesiones hasta que pueda.