Argüero y Pimiango estrechan lazos: vecinos de la localidad de Ribadedeva, "de intercambio" en la de Villaviciosa

"Ha sido enriquecedor, bonito e interesante", dicen los participantes en la iniciativa

Vecinos de Argüero y de Pimiango, en el mirador de Bustiellu, durante la visita a la localidad maliayesa. | A. G.-O.

Vecinos de Argüero y de Pimiango, en el mirador de Bustiellu, durante la visita a la localidad maliayesa. | A. G.-O. / Alicia García-Ovies

Argüero y Pimiango. Dos pueblos que separan casi cien kilómetros, pero que han sabido encontrar en sus diferencias un nexo de unión que ha dado lugar a un hermanamiento "enriquecedor, bonito e interesante". Vecinos de ambas localidades han participado en los últimos meses en varios intercambios culturales, el último de ellos este mismo sábado en Villaviciosa. "Estos intercambios nos ayudan a conocer nuestra historia, a reflexionar sobre ella y las consecuencias que tienen determinados factores", indicó Marina Laso, de la Comisión Mansolea de Actividades y Festejos (Comandefe).

Todo comenzó el pasado otoño. El club de lectura de Argüero se encontraba "a medio gas" a causa de la pandemia. Las reuniones presenciales todavía no se habían retomado y la directiva de la asociación vecinal de aquel entonces decidió tomar cartas en el asunto para "relanzar la actividad y atraer de nuevo a la gente". "Hacía unos días que había visto a Marisa López y Luis Suárez (integrantes del dúo Mestura) en Candás y decidí ponerme en contacto con ellos para que viniesen a actuar", recordó Carmen Eva Pérez, integrante del colectivo vecinal de Argüero.

En este momento, el dúo estaba trabajando con los vecinos de Pimiango en la formación de un coro, Voces Mansoleas, con los que ya han publicado un libro-disco. "Tras la actuación, nos fuimos a comer y nos lo comentaron. Nos pareció una gran idea organizar una visita a la localidad y ver de primera mano el trabajo que estaban haciendo", indicó. Dicho y hecho. El 22 de octubre un grupo de vecinos de Argüero puso rumbo al pueblo ribadedense, donde pudieron conocer su historia y su cultura; iniciaron así una estrecha relación con los residentes en la zona.

Este hermanamiento se selló este sábado con la visita a Argüero de los vecinos de Pimiango, que, a pesar del mal tiempo, pudieron conocer la playa de Merón y el mirador de Bustiellu. "Nos han contado cómo ha ido cambiando el paisaje con el paso de los años, la cantidad de molinos que se han ido perdiendo, las diferencias con nuestro pueblo… Pimiango, por ejemplo, es una rasa y casi no tenemos hórreos, algo que achacamos a que allí no hay tanta cosecha, por lo que no necesitaban un sitio donde almacenarla", explicó Laso.

Los ribadedenses disfrutaron con el entorno, las vistas desde los acantilados de Argüero y el paisaje que conforma la rasa mariñana de Villaviciosa. "Es impresionante. Si algún día me echan de Pimiango, me traslado aquí sin pensarlo", comentó uno de los visitantes, mientras observaba a lo lejos la costa del Cabo Peñas, Luanco y Candás.

También disfrutaron de una exposición de trabajos de madera y de azabache en el local social La muestra, organizada exclusivamente para este día, estuvo compuesta por "piezas que calculamos de cientos de años. Hay tallas hechas con chamizos del entorno, todo tallado a mano. Es muy interesante porque es un material que es de aquí, de la zona, que generó un tráfico muy interesante desde el siglo pasado. Muchas mujeres se convirtieron en pulidoras de azabache y se abastecía un mercado que empezaba a proliferar de indianos que querían llevarse este tipo de joyas a países como Cuba", explicó Pérez.

La jornada terminó con una comida de confraternización en un restaurante local, aunque el objetivo ahora de ambos pueblos es que esta sea una relación que se consolide en el tiempo con nuevas actividades, visitas e intercambios. "Ya estamos preparando nuevos encuentros. Además, hay gente de Argüero que a título personal, a lo largo de estos meses, ha ido a distintas actividades que se han realizado en Pimiango o, recientemente, a la presentación del libro de Marisa López en Gijón", señaló Pérez, para quien estas iniciativas "motivan una serie de relaciones muy bonitas e interesantes".