El sello de calidad de la bebida tradicional de la región

Las pumaradas para la sidra con denominación crecieron un 40% (y hacen falta más)

Las plantaciones de la DOP rozan ya el millar de hectáreas, pero el sector coincide en que se necesitan más

Daniel Ruiz, gerente del Consejo Regulador de la DOP, con Dolores Huerta, en la pumarada Faces.

Daniel Ruiz, gerente del Consejo Regulador de la DOP, con Dolores Huerta, en la pumarada Faces.

José A. Ordóñez

José A. Ordóñez

Oviedo / Villaviciosa

Ampliar las pumaradas y la producción de manzanas autóctonas de las 76 variedades de alta calidad autorizadas por el consejo regulador de la denominación de origen protegida (DOP) es uno de los grandes objetivos que se marca el sector sidrero de la región a corto y medio plazo. Pese a esa necesidad de contar con más materia prima para incrementar la producción de los llagares bajo el sello de calidad, lo cierto es que en los últimos años se viene registrando un sostenido incremento del número de agricultores que cosechan para la denominación de origen, así como de las pumaradas y manzanas recogidas para la DOP o de las hectáreas de plantaciones controladas por el consejo regulador. Este fenómeno, que se da en un contexto general de abandono del campo y de las pumaradas que se prolonga ya durante décadas, supone la traslación a las fincas del crecimiento que experimenta año tras año en Asturias la elaboración de sidra con denominación de origen. Sin ir más lejos, la cosecha de 2024 ha sido la mayor de la historia de la DOP para un ejercicio afectado negativamente por la vecería, fenómeno por el cual a un año de abundancia de manzana en las pumaradas le sigue otro de escasez.

Según los últimos datos ofrecidos por el consejo regulador de la DOP Sidra de Asturias, la región empezó este año con 382 cosecheros de manzana inscritos y al cargo de 869 pumaradas. Todas ellas suman un total de 979 hectáreas de plantaciones, de las que en 2024 salieron 4,6 millones de toneladas de fruto, más que nunca para un año afectado negativamente por la vecería. Son cifras que están muy por encima de las que presentaba la DOP, figura europea de protección que entró en vigor en 2004, hace un lustro o una década.

Así, por ejemplo, frente a los 382 de la actualidad, hace una década estaban inscritos en el consejo regulador 271 cosecheros de manzana seleccionada. En 2019, ese número ya había subido a 352 y sigue al alza tras haber roto la barrera de los 380 en 2023. En cuanto al número de pumaradas de manzana controladas para la denominación de origen, en la actualidad están registradas 336 más que en el ejercicio de 2016. Un incremento que roza el 40% y en el que también ha tenido que ver que en 2018 se diera luz verde a la incorporación de 54 nuevas variedades para completar el actual catálogo de 74 tipos de manzana autorizadas para elaborar sidra con DOP, la única que garantiza una producción con materia prima cien por cien asturiana.

Además, en el último lustro el incremento del número de parcelas adscritas al sello de calidad sidrero ha rondado el centenar. Solo en 2024, siempre según los datos oficiales que obran en las memorias del consejo regulador, se inscribieron en la denominación de origen dieciséis nuevas pumaradas.

En cuanto a terreno, las parcelas con manzanas de sidra acogidas a la denominación de origen están a punto de llegar a las mil hectáreas. A 1 de enero de este año había un total de 979, lo que supone 373 hectáreas más que las registradas en 2016, y una treintena por encima de las apuntadas hace ahora un lustro. La superficie media de las parcelas que están adscritas a la DOP es de 0,58 hectáreas, mientras que la explotación media es de 
1,3165 hectáreas. A este respecto, resulta
 destacable que del total de parcelas registradas, el 72 por ciento presenta una superficie por debajo de una hectárea, lo que da una idea bien clara del acusado minifundismo de este cultivo en la región.

Pese al crecimiento experimentado en cuanto a pumaradas, productores y cosechas anuales de manzana, todos los actores implicados en el sector coinciden en la necesidad de contar con más materia prima para que la elaboración bajo el sello de la DOP siga al alza. Según algunos cálculos, los llagares tienen una capacidad de crecimiento en cuanto a sidra con denominación de alrededor de un veinte por ciento. Lograr ese objetivo depende en muy buena medida de una mejora de la productividad de las plantaciones, que las hagan atractivas para los agricultores y, especialmente, para los jóvenes. En ello tiene mucho que ver el precio que se paga actualmente por el kilo de manzana autóctona. El pasado año subió ligeramente hasta llegar a los 45 céntimos, mientras que la materia prima que no está acogida a la marca no llegó a los 40 céntimos el kilo. Un reciente estudio elaborado por la Universidad de Oviedo concluye que solo para lograr que los cosecheros de la región lograsen cubrir los gastos de producción, el kilo de manzana debería comercializarse a 57 céntimos el kilo. Subir precios es clave para incrementar la producción, sea con nuevas plantaciones o con la recuperación de las que se han ido abandonando en las últimas décadas.

Para tratar de mejorar la productividad, algunos cosecheros también defienden, ante la oposición de otros, que se permita una flexibilización de los actuales marcos de plantación. Es decir, las distancias a las que se plantan los árboles unos de otros, establecido ahora en cinco por dos metros para la denominación de origen. Las plantaciones en extensivo no están permitidas por el consejo regulador de la DOP, sobre la base de que resultarían perjudiciales para los paisajes que diseñan las pumaradas en el campo asturiano y de que, además, también podrían comprometer la calidad de la materia prima con la que se elabora la bebida tradicional de la región, considerada la mejor del mundo por los expertos.

El consejo regulador de la DOP acaba de hacer público el balance de 2024, ejercicio en el que se facilitaron contraetiquetas para 4,6 millones de botellas, lo que supuso la segunda mejor cifra de la historia de la denominación de origen, solo superada por los 4,7 millones de 2019. El incremento fue del 6% con respecto a 2023. Además, durante 2024 se elaboraron 3,3 millones de litros de sidra de la DOP, lo que supuso un millón mas que en 2022, último ejercicio afectado negativamente por la vecería. La subida fue de 300.000 litros respecto a 2018, año que hasta ahora marcaba el récord de producción en campañas de escasez. El valor comercial de la sidra de la DOP alcanzó los seis millones de euros en 2024.

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