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Una calabaza "histórica" en Villaviciosa: nuevo récord de peso y tamaño en la descomunal huerta que Heber Arenas cultiva "sin químicos" en Amandi

El horticultor de Llavares, que acaba de obtener también una espectacular sandía de setenta kilos, desvela su secreto: "Tierra de calidad y abono orgánico""

Heber Arenas con la espectacular calabaza

Heber Arenas con la espectacular calabaza / Vicente Alonso

Villaviciosa

La huerta de Heber Arenas Franco, en Llavares (Amandi, Villaviciosa), vuelve a destacar este año por sus espectaculares cultivos de sandías y calabazas gigantes. No es la primera vez que este agricultor maliayés sorprende con ejemplares de dimensiones extraordinarias, que rozan récords nacionales.

Sus hortalizas  acumulan reconocimientos en certámenes de prestigio. El pasado sábado volvió a destacar, al obtener el segundo premio en la Feria de la Calabaza de Igüeña (León), gracias a un ejemplar imponente de 176 kilos.

De récord

Otra gran protagonista de la feria fue su gigantesca sandía de setenta  kilos de peso, también cultivada en su huerto de Llavares, que aspira a figurar entre las mayores cosechadas en España este 2025. "Llevo años cultivando calabazas y calabacines premiados a nivel nacional, además de sandías. Pero nunca había logrado una tan descomunal como esta. Quise traerla para exponerla, aunque no haya concurso específico de sandías", comenta Arenas.

Arenas posa con la sandía.

Arenas posa con la sandía. / Vicente Alonso

La sandía, que superó los 85 centímetros de longitud, tiene una historia singular. “Estoy especialmente orgulloso de esta pieza. Las semillas me las regaló Poti González Ferrus, de Cataluña, y provienen de una sandía de 140 kilos cultivada por Nick McCaslin en Kentucky, Estados Unidos”, explica.

Arenas también agradece los consejos de expertos como Samuel Pérez Collado (Cáceres), Rubén Mendi (Navarra) y Salvador Mogas (Cataluña). "Todos ellos son competidores de alto nivel. Pero sin una genética adecuada y una dedicación específica, sería imposible alcanzar estos tamaños", afirma.

El secreto: tierra fértil y respeto por el entorno

El éxito de sus cultivos, según Arenas, se debe a la calidad del suelo de Llavares y al uso exclusivo de abonos naturales. “La tierra aquí tiene propiedades excepcionales, pero los cuidados y el abono orgánico son claves. Antes de abonar, siembro mostaza y nabo forrajero como cultivo de cobertura. Al alcanzar medio metro, los desbrozó e incorporó manualmente al terreno, fijando el exceso de nitrógeno, eliminando hasta el 90% de los nemátodos dañinos y enriqueciendo el suelo de forma natural”, explica

Para el abonado, utiliza únicamente fertilizantes orgánicos: estiércol de vaca y gallinaza, sin químicos. Esta fórmula, junto a un riego preciso, potencia el vigor de las plantas. "El resultado es una fuerza de crecimiento fuera de lo común", destaca.

Una pasión heredada que sigue dando frutos

Heber Arenas recuerda con emoción cómo nació su vocación hortícola: “Desde niño, mi abuelo Luciano me inculcó el amor por el huerto. De él aprendí los mejores consejos para cultivar y cuidar la tierra”, asegura orgulloso

Con esa pasión intacta, el horticultor continúa experimentando en su finca con nuevas variedades y técnicas, decidido a seguir cosechando éxitos en el mundo de las hortalizas gigantes.

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