Villaviciosa: una puñalada más

Luis Rivaya

Luis Rivaya

A estas alturas de mi vida todavía no tengo claro si “la vaca ye de dónde nace o si ye de dónde pace”. Algo similar me ocurre con los hombres y mujeres del “Tiempo” en TV. a los que ya no sé si creer o no creer viendo lo que una y otra vez nos hacen a los asturianos. Tal vez soy un ser mutante y empiezo así porque en apenas diez días he pasado por tres fases diferentes en mi estado anímico: Feliz y alegre al saber que reuniría a mi familia durante el ‘puente’… Más tarde pasar de la alegría a la tristeza a causa de las pesimistas previsiones de frío y lluvias anunciadas por esos expertos y expertas que salen en pantalla… y de ahí, llegar al mayor de los cabreos al ver cómo nos han vuelto a engañar no solo a nosotros sino también a todos aquellos que querían venir a Asturias para pasar esos días.

Ha sido la enésima puñalada que asestan a nuestro turismo y creo que tengo derecho a enfadarme porque parece que de nada sirve que seamos descendientes del rey Pelayo al haber agachado otra vez la cabeza. Me pregunto: ¿Por qué nos hacen esto? ¿Qué hemos hecho mal los astures para que nos traten así? ¿Quiénes tienen interés en ello? ¿Dónde están quienes deben velar por nosotros? ¿Acaso están de ‘puente’ también? Tengo la sensación de que nadie ha hecho nada por defender los intereses de las pequeñas empresas y negocios de nuestro “paraíso natural” del que tanto alardean los que mandan en sus mítines e inauguraciones. Tampoco en toda esta semana he oído clamar a nadie contra esa otra reincidente actitud de meter el miedo en el cuerpo a turistas y viajeros a base de amenazas de lluvia y tormentas con truenos, rayos y centellas sobre la tierrina para desviarlos hacia otros destinos que además tienen mejores números que nosotros en sus economías.

Insisto. Creo que nadie ha movido un solo dedo para defender un “tiempo” otoñal muchísimo mejor que el que tenían en otros muchos lugares de España hasta donde sí se ha desplazado el turismo al tiempo que les confieso que he sentido gran pena al ver muchos negocios cerrados por la Comarca de la Sidra. Tiendas, restaurantes y hoteles que deberían estar abiertos en este casi “acueducto” que va a finalizar hoy domingo 11 de Diciembre.

Casi toda mi familia reside en Madrid y todos esperábamos ansiosos la llegada de estas fechas para volvernos a reunir. Ello se produjo el pasado sábado noche en el que, eso sí -sin “fiebre”- me sentí como el mismísimo John Travolta al frente de toda la panda. Y el domingo, pese a los negros vaticinios que nos habían dado, estuvimos en manga corta a la hora de comer en Argüeru donde incluso llegamos a tomar unos culetes de sidra bajo un sol radiante que nos acompañó durante el paseo por El Puntal y ya al anochecer, por el casco histórico de la Villa.

El lunes amaneció nuevamente despejado y con sol. Ni gota de agua a la vera de la Ría. Y me encantó ver que hasta alguno de mis yernos se hubiera traído el tele-trabajo hasta Tazones para que la semana fuese lo mejor aprovechada posible. En una sidrería la televisión mostraba imágenes del temporal con lluvias, granizo e importantes inundaciones que azotaba a varias zonas de nuestro país pero, de Asturias, ni pío.

Lo mismo ocurrió el martes. Nava nos esperaba por eso de recordar tiempos pasados. En Quintana, en aquél viejo llagar de mi amigo Julio Estrada a quién conocí con 19 años, llegó por fin el mal tiempo al descargarse una terrible tormenta de arena procedente del desierto de Marruecos de la que no se librarían ni el paraguas de Unai Simón (que no es del mismo Bilbao), ni el mismísimo Luis Enrique. Pese al anuncio de lluvia a partir de la una del mediodía el miércoles, por cuarto día consecutivo, tampoco llovió. La escapada nos llevó hasta el mar. Merón, Playa España y La Ñora lloraban amargamente la soledad y ausencia de visitantes en la que estaban sumidas pese al buen tiempo. No miento y tal vez, por deformación profesional, tengo las pruebas bien grabadas. Ni gente ni coches ni, por supuesto, lluvia. Terminamos con comida en el exterior de un pequeño restaurante de San Miguel de Arroes acompañados por el sol y con muy buena temperatura…

Hasta el jueves (seis días después de avances y negras previsiones), no llegaría la lluvia. Ese día festivo supongo que comenzaría a cicatrizar la herida de esta enésima puñalada al turismo en Asturias. Háganselo ver.