Gracias de corazón

Luis Rivaya

Luis Rivaya

Inimaginable. Algo totalmente impensable porque jamás pasó por la cabeza de la persona homenajeada que en algún momento de su vida alguien pudiera rendirle un tributo así. Lo acaecido en Villaviciosa el pasado sábado fue una de esas reuniones maravillosas que no estamos acostumbrados a ver. Un acto sencillo pero de gran calado humano. Un encuentro de reconocimiento a un amigo y su trayectoria al que asistieron personas venidas de muchos y lejanos lugares de nuestra geografía. Una convocatoria perfectamente organizada por un pequeño equipo humano que fue capaz (tras dos meses de arduo trabajo y cientos de gestiones), de poner en escena un evento mágico e inolvidable con risas, lágrimas y, sobre todo, con muchísimo corazón.

Ni quiero ni les voy a engañar si les digo que quien escribe esto hace ya tiempo que cumplió los setenta años e incluso que tiene cuatro hijos y siete nietos maravillosos. Quienes le conocen bien suelen decir que tiene raza de periodista y que pese a ser asturiano parece andaluz pues exagera mucho. Pero les prometo que el aforo del Teatro Riera se completó y que hubo personas que no pudieron acceder a él por falta de espacio para vivir en directo el homenaje a un “paisano” que habían preparado varios de sus amigos. Y si me lo permiten voy a empezar por el final de aquel día.

Tras casi cuatro horas de programa dicho paisano se preguntaba en voz alta: “He trabajado cuarenta años como muchos otros. No soy deportista ni campeón ni tampoco famoso… Entonces, ¿qué he hecho yo para merecer esto? ¿Cómo han sido capaces de tenerme engañado con este montaje que han preparado logrando que acudiesen tantos campeones y gente tan importante vinculada al automovilismo deportivo? Decididamente el hombre no daba crédito a cuanto había vivido en esos dos últimos días. De salida, en la víspera, le tuvieron ‘secuestrado’ sin posibilidad de acercarse hasta la Villa para que no descubriese el enorme cartel colocado en la fachada del teatro de la Plaza Obdulio Fernández y sé de buena tinta que también ese día recibió varias llamadas en su teléfono móvil algunas de las cuales le resultaron sospechosas ya que varios le preguntaban si estaba nervioso.

Sin duda, algo se cocía. Y así fue hasta que se presentaron en su casa los dos responsables principales de esta movida, Alfonso Cerdá y José Manuel Castiello, que le emplazaron para que estuviese preparado a las 17:55 horas del día siguiente en que alguien le pasaría a recoger. Metidos de lleno en su papel de organizadores, disimulando y sin risas de ninguna clase, vacilaron al ‘probe’ paisano diciéndole que desconocían cuál sería el medio de transporte hasta Villaviciosa puesto que “el helicóptero tendría dificultades por el tendido de los cables de luz y teléfono aparte de las cabras enanas que pastan a diario en la finca donde vive… y que, salvo por carretera, el plan B (la Ría), quedaba desechado porque se le podía mojar el traje que iba a estrenar”.

Por fin llegó el gran día y poco después de la seis de la tarde apareció por su casa un auto casi tan largo como una limusina que albergaba en su interior (como aquél programa “Sorpresa, Sorpresa” de A3), a Juan López Frade, presidente de Suzuki para España y Portugal que es amigo del homenajeado. El vehículo iba equipado con cámaras interiores y era pilotado por el gran Jesús “Chube” Álvarez que llegaría hasta el Teatro Riera sin que el homenajeado supiera ni sospechara que aquello se transmitía en streaming y que todos los asistentes estaban siendo testigos del viaje a través de una pantalla gigante.

Como aprendiz de periodista siempre estuve en el foco de la noticia y como si fuera una exclusiva o primicia nunca perdí de vista al homenajeado. Por eso desde lo más profundo de mi corazón puedo decirles que fueron emocionantes y atronadores los casi dos minutos de aplausos ininterrumpidos y gritos que jalearon la llegada de “Don Luis” (tendré que acostumbrarme a partir de ahora), desde que pisó el patio de butacas. Con toda sinceridad fue algo que jamás podré olvidar y que nunca conocí en ningún acto presentado en ese mismo teatro en el que grabé durante muchos años con la NTV Comarca de la Sidra.

Ya en mi papel de paisano y en olor de multitud como se suele decir, conseguí en medio del gentío llegar hasta la primera fila en donde se encontraban las autoridades con nuestro alcalde Alejandro Vega a la cabeza en compañía de varios de sus concejales así como Aida Nuño, directora general de Deportes (y siete veces Campeona de España de Ciclocross). Por si fuera poco nada más subir al escenario me encuentro con el presentador de la velada, Félix Ortiz, gran amigo y el mejor para esta ocasión ya que me conoce muy bien.

A partir de ahí, en vivo y en directo, todo un cúmulo de grandes e inolvidables momentos con el Padre José Antonio González Montoto que bautizó a mis cuatro hijos y con grandes pilotos y Campeones de España de Rallyes de Asfalto como Oriol Gómez (1994), y Luis Climent (1996), o por vídeo como en el caso de los canarios José Mari Ponce (1991), Luis Monzón (2001), o el piloto del Campeonato de España de Tierra, el cántabro Pedro J. Diego (1996-1999).

Inmensa emoción al ver en pantalla las fotos de mis padres y familia mientras pensaba “¿pero quién se las ha dado?”. Alguien me apunta que Nerea, mi hija la mayor, ha formado parte de la organización en el más estricto secreto… Y qué quieren que les cuente del murmullo en la sala cuando aparece el mismísimo Emilio Butragueño para desearme lo mejor además de dar conocer a muchos que yo había sido jugador (portero), de los infantiles y juveniles del Real Madrid en mis años mozos.

Hasta Villaviciosa de Asturias se desplazaron Queralt Díaz, Marc Martí, Javier y Jaime Azcona, Íñigo Lilly, Ignacio Sanfilippo, Paco Roig, Nacho Paz, José María Serra y hasta el mismísimo Pedro Cascales, alma máter del Desafío Peugeot que trabajó en ‘la marca del león’ durante casi medio siglo. Incluso desde los rallyes de Suecia y Lloret de Mar (Girona), que se estaban disputando en el mismo día, intervinieron otros muchos como Daniel Alonso, José Murado o el presidente de la FAPA, Carlos Márquez, que es asiduo al rallye nórdico desde hace muchos años.

No faltaron mis amigos cordobeses que ya son casi maliayeses porque vienen siempre que pueden. Jesús Camargo y Rafi Capilla terminarán teniendo casa por aquí y supe más tarde que estuvieron “escondidos” por la Villa desde el jueves sin venir por casa para darme la sorpresa. Por el éxito que cosechó debo mencionar también al actor Víctor Berros, que hizo reír a los asistentes con dos papeles como “cura de pueblo” y “técnico desastroso”. Su actuación nos liberó durante un rato de tantas emociones seguidas. Fue mi amigo Javier López Alonso quién gestionó el tema de Emilio Butragueño. Juan Esteve Vilar, me entregó una placa de la Real Federación Española de Automovilismo. También recibí otra tallada a mano por Pablo Díaz, hijo de Alfonso el de “La Pérgola”, de Sevares, que acudió en compañía de su madre y hermanos...

Javier Traviesa me hizo entrega del dibujo que realizó y que fue alabado por todos aparte de convertirse santo y seña de este reconocimiento. Paula Fernández, directora de la emisora de radio Onda Peñes, un trofeo de cerámica con un micrófono y el logo de “Grip”, el programa que tenemos en antena desde hace nueve años… Desde Cantabria llegó Tino González, amigo polifacético y gran artesano de la gubia que me entregó a través de su hijo y nieta un cuadro tallado en madera con la casa de Carancos en que nació “La Chalga”. Vino acompañado por toda su familia y su inseparable familia Ezquerra… y también se acordaron de mí Lus Yerbatus y El Corriellu-La Pandorga, Asociaciones de Bimenes.

Ni que decir tiene que me emocioné recordando a Antonio Boto, Joan Aymamí, José Luis Madrazo y Jacques Sangrouber que nos dejaron a todos en apenas seis meses. Y por supuesto, cuando Alejandro Vega, nuestro alcalde, puso en mis manos la “Manzana de plata” de Villaviciosa, donde vivo y siempre me he sentido querido y respetado.

Las Escuderías Gamace y El Gaitero Competición, con Bernardo Cardín al frente, organizaron este encuentro de aficionados al motor en el que intervino mucha gente y seguro que se me olvidan algunos nombres. Pero para finalizar quisiera dar las gracias a todos cuantos hicieron posible ese día inolvidable para mí y toda mi familia que ha significado muchísimo. Hace una semana fui el hombre más feliz de la tierra “por culpa” de unos amigos únicos e irrepetibles a los que se les metió en la cabeza que algo tenían que hacer conmigo al retirarme tras cuarenta años de vídeos, televisión y rallyes.