Opinión
Palabra de honor
Ya han pasado quince largos años desde aquél tres de abril de 2010 en que se apagó la televisión -local y privada- que habíamos puesto en marcha en Nava con un programa en directo que se emitió por cable a varios negocios de la villa sidrera. Como me dijeron, fue todo un regalo de Navidad para los vecinos pues sucedió aquél 21 de diciembre de 1996, tres días antes de Nochebuena.
Durante dos horas tuvimos a la población expectante y entretenida con una réplica del espacio de A3 TV “Sorpresa, sorpresa” presentado por una vecina que era la mismísima ‘doble’ de Isabel Gemio. Lo único que pretendíamos era demostrar a todos (incluidos políticos locales), que si Oviedo y Gijón tenían televisión… ¿por qué Nava no podía tenerla? Y además se lo poníamos bien fácil pues el personal y los equipos para ello los aportábamos nosotros.
Lo que nunca imaginamos es que nuestro proyecto terminaría convirtiéndose en arma arrojadiza de unos contra otros en el seno del consistorio municipal como ocurre hoy en día a nivel nacional entre PSOE y PP. Nava entonces contaba además con un alcalde del PAS entre ambas formaciones y supongo que también les suena eso del poder y aquello de “Quién tiene un amigo, tiene un tesoro” y dicho de otra manera, “Quién tiene una Tele, gana y tiene más votos”.
De nada sirvió que desde mediados de los ‘80 nuestros reportajes de video diesen la talla y de que yo hubiera sido reportero de TVE Asturias (1984-1986). La prueba más pública quedó plasmada en las palabras de Francisco Rodríguez García, fundador de Reny Picot e Industrias Lácteas Asturianas que en 1996 fue presidente del jurado del Premio al Pueblo Ejemplar que recayó en Nava: “Después de múltiples deliberaciones Nava y Castropol llegaron empatados a la final pero el video de Nava resultó fundamental para la concesión del premio”.
Por si esto no fuera suficiente para los políticos de entonces también diré que desde el 9 de noviembre de ese mismo año, el Museo de la Sidra expone a diario los audiovisuales que acoge la instalación museística de Nava. Un trabajo que grabé a lo largo de seis meses y que edité en compañía de José Ignacio Valle, el mejor profesional que teníamos en Asturias.
La llegada de la TDT digital nos hizo desaparecer borrándonos del mapa de un plumazo a pesar de que, desde las altas esferas del gobierno regional, siempre me dijeron que no me preocupara y que podría seguir… Pero ya ven: ¡se acabó! aunque nuestra TV no se ha borrado de la memoria de muchos vecinos que me siguen parando por la calle con todo tipo de comentarios nostálgicos: “¿De verdad no tiene usted posibilidad de volver con lo guapa que era?… ¡Cómo la echamos de menos!... ¡Guardo un recuerdo imborrable!... Lo de ahora ya no es igual…”
Al escucharles me emociono porque me hablan con sentimiento y desde el corazón. Añoran la tan sencilla labor que hacíamos y no nos han olvidado. Yo les respondo“que soy muy mayor y que ya estoy retirado” al tiempo que estoy convencido de que a ninguno de ellos se le ha pasado por la cabeza la cantidad de equilibrios que tuve que hacer para mantenerme de pie y erguido hasta ese día del “apagón” analógico.
Volviendo atrás confieso que en Nava descubrí los entresijos más feos de la política. Era una lucha barriobajera entre partidos protagonizada por personas que eran vecinas y que se conocían de toda la vida.
Sin imaginármelo me vi envuelto en la contienda convirtiéndome en rehén al acusarme en prensa poco menos que de ser un empresario mafioso y privilegiado al que le concedían “a dedo” una Televisión pidiéndoles a todos que dijesen la verdad y que rectificasen públicamente. Pero nadie dio la cara y al final tuve que ir personalmente a Oviedo, para explicar la realidad de la situación que días después se publicó ¡n’asturianu! (supongo que por orden del alcalde).
Me quedó claro que -como en la actualidad- cada uno iba a lo suyo. Asqueado y disgustado decidí olvidarme de todos ellos y hacer “una tele de pueblo para el pueblo” procurando mantenerme fiel, independiente y centrado tal y como me terminaron enseñando Sergio Marqués y URAS.
Tras su salida del Partido Popular sería el propio expresidente del Principado quién me encomendó la tarea de representar a su partido en las primeras conversaciones sobre el futuro Ente de Comunicación de Televisión y Radio de Asturias, hoy RTPA. “Todos los partidos mandan a un diputado para este asunto y sólo nosotros enviamos a un profesional del medio como eres tú”…
No falló. Tenía toda la razón y siempre recordaré sus palabras porque tuve la sensación de que al resto de asistentes en aquellas reuniones celebradas en la Junta General del Principado sólo les interesaba su relevancia y protagonismo hablando de todo menos de televisión. Y debo añadir también que el Partido Popular declinó su asistencia a las reuniones sobre dicho proyecto autonómico.
Por aquél entonces -como se inician los evangelios- NTV Comarca de la Sidra ponía en marcha un espacio de opinión personal que titulé “Palabra de Honor” que caló rápidamente entre los telespectadores. Tocaba temas cotidianos y hablaba directamente a los seguidores de frente y mirando a sus ojos. Tampoco tenía que escribir ningún guión. Decía mi verdad. Lo que había visto y vivido personalmente en la última semana.
El mini espacio le gustaba a la gente y me temo que también cabreaba a alguno de los llamados servidores públicos algo que me recordó un vecino de la Villa hace unos días cuando me abordó en plena calle Ramón del Valle para decirme: “A ti te cortaron las alas y te quitaron de en medio por aquél programa titulado Palabra de Honor donde contabas las verdades del barquero y eso a los políticos no les gusta nada...”.
Podría ser una razón pero jamás falté el respeto a nadie ni comenté nada que no hubiera sido cierta o la hubiera vivido en primera persona. Hoy, quince años después, las cosas han cambiado muchísimo pues se escuchan auténticas barbaridades, se vulnera la intimidad, hay falta de educación y se habla con palabras mal sonantes (las antiguas “palabrotas”). Por si fuera poco hasta se han puesto de moda las noticias falsas… y para que seguir.
Tras tanta confesión seria quiero terminar con una anécdota que espero les produzca una leve sonrisa que a todos nos hace mucha falta en estos tiempos.
Grabando en Villaviciosa un día estrené un jersey azul y blanco que mostraba tres letras en la pechera (PDH). Estaba frente al Ayuntamiento a la espera de recoger unas declaraciones del portavoz del PSOE, Pedro Castro, cuando se me acercó un hombre y me dijo: “Cómo se nota donde hay dinero y que bien que por fin te paguen por Palabra de Honor para que no les pongas a parir hablando mal de ellos…”. No entendí que me quería decir y me quedé sorprendido mirándole para que, a continuación añadiese: “Veo que te has hecho un jersey con las letras iniciales de mi programa favorito, PDH, Palabra de Honor”…
Me reí y no supe que decirle pero, sin darse cuenta, me había dado la idea y podría utilizarla a partir de entonces. Efectivamente las letras PDH estaban en mi nuevo jersey pero no tenían nada que ver con el programa. Simplemente eran las de la firma del diseñador español de alta costura Pedro del Hierro.
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