Opinión
El otro hijo pródigo
Regreso del Mar Menor y estoy en un mar de dudas pues, tras escuchar lo que me han dicho unos y otros, no sé si mi intención era conseguir después de tantos años uno de esos récord Guiness o asumir una solemne estupidez antes de emprender mi viaje a Murcia. En cualquier caso voy a tratar de explicárselo un poco mejor.
Durante toda mi vida laboral jamás disfruté de un período de vacaciones y ahora, surgió la posibilidad de conocer la región de Murcia y disfrutar de su sol en la llamada Costa Cálida. De paso podría conocer también aquél emporio turístico de los años noventa, La Manga del Mar Menor, viviendo en un apartamento durante diez días y nueve noches aunque nos diesen las diez, las once, las doce, la una y las dos… como decía Joaquín Sabina en su canción. Seguro que ese récord Guiness bien se lo merecían mis más de cuarenta años en los que no conocí vacaciones. Eso sí y sin hacerme la víctima, quiero matizar que dicho “castigo” fue siempre voluntario por esa mi adicción al trabajo heredada genéticamente y con total seguridad de mi padre que jamás tuvo vacaciones y para quién no existían los sábados, domingos ni festivos.
Fueron muchas las personas que me animaron para que rompiese con el pasado y partiese raudo y veloz al estar convencidos de que unos días me vendrían muy bien para desconectar: “Olvídate de batir récords después de cuatro décadas sin parar. Ya es hora de cambiar el chip…” Y fueron muchos también quienes reprocharon mi estupidez por no dar a las vacaciones el valor que realmente tienen y lo necesarias que son.
Sin necesidad de pedir a la familia mi parte de herencia como ocurrió en aquella parábola del “Hijo pródigo” salí con mi mujer y dos amigos hacia el sureste español considerado como el más soleado de todos (305 días de sol al año como nos dijeron)... sin imaginarme que con la lluvia que nos estaba esperando, el “mar menor” -de agua dulce- lo teníamos a la puerta de nuestro apartamento nada más llegar.
Ya en el “check-in”, un cliente de la urbanización nos alertó para que cambiásemos el coche a otra calle para evitar que el agua lo pudiera “arrastrar” durante la noche (!ostras!). El aviso de una posible inundación era más que serio y así empezaba nuestra aventura vacacional en este recién estrenado mes de marzo a casi mil kilómetros de Villaviciosa a orillas de las playas de Las Salinas y Las Palmeras, en Los Alcázares.
Pero a pesar de este inicio angustioso no piensen que hemos regresado tristes. Digamos que a medida que pasaban los días el llevar a “Asturias” por dentro y por fuera nos fue abriendo puertas por toda la zona e incluso llegaron a darnos las gracias por haberles llevado la lluvia que tanta falta les hace para la huerta murciana. Nos confesaron que llevaban cerca de tres meses sin que cayera una sola gota de agua.
Con un tiempo más asturiano que el nuestro decidimos dar rienda suelta al refranero llevando por estandarte esa frase que dice “A mal tiempo buena cara”. Pronto aprendimos a entender la filosofía y climatología para moverse por donde estábamos gracias a los aviones de la base de San Javier que solían sobrevolar la zona cuando no llovía y en los días en los que no soplaba el fuerte viento del sureste. Ello nos permitió dar largos paseos que vinieron muy bien para perder algún ‘kilito’ que otro.
Pero estaba de Dios que íbamos a tener agua durante toda nuestra estancia. La ‘chupa’ que pillamos en nuestra visita a Murcia capital no la olvidaremos en bastante tiempo. Totalmente calados nos refugiamos en el Museo Salzillo donde nos atendieron maravillosamente (y creo que hasta nos “secaron”), pues al entrar se me ocurrió decir “Aquí llueve mucho más que en nuestra Asturias” y la persona que vendía los tickets de acceso a la instalación resultó ser un enamorado de nuestra tierrina y por si fuera poco, veraneante en Poreñu (Villaviciosa), que fue Pueblo Ejemplar de Asturias en 2017. Confieso que la muestra me gustó muchísimo y tengo la sensación de que el gobierno del presidente murciano Fernando López Miras… “mira” y apuesta decididamente por el patrimonio de su tierra del que forma parte este Museo dedicado al gran escultor barroco Francisco Salzillo. Entre el museo y la anexa Iglesia de Jesús se muestra toda la historia y patrimonio de la Cofradía incluidos los pasos que desfilarán en la próxima Semana Santa. También otras muchas obras incluyendo sus espectaculares belenes napolitanos además de contar con distintas salas para exposiciones temporales, audiovisuales, tienda y varios talleres.
Estando allí me vino a la cabeza nuestra Cofradía de Jesús Nazareno y nuestro Museo de la Iglesia parroquial de San Francisco de Villaviciosa. Una auténtica lástima que esta exposición permanente no cuente con un espacio de mayor superficie para que la historia, el patrimonio, los pasos e imágenes de la Cofradía, pudieran lucir y ofrecer mucho más a todos los visitantes teniendo en cuenta además que es el único Museo dedicado a la Semana Santa en todo el Principado de Asturias.
Los astures no nos encogemos y a pesar de la lluvia seguimos conociendo lugares y moviéndonos por todos los frentes que se nos presentaban. Después de tres días fallidos para adentrarnos en La Manga desde el Cabo de Palos hasta el otro extremo en el término de Santiago de la Ribera y San Javier por fin pudimos pasar una jornada completa por allí y quedar impresionados con las embarcaciones y yates que estaban atracados en el Puerto Deportivo Tomás Maestre “que es parecido a El Puntal pero… ¡a lo bestia!”. Debemos reconocer que en este apartado los murcianos nos ganan.
Otro tanto nos sucedió cuando visitamos los puertos de Mazarrón y Cartagena que también nos dejaron impresionados con sus flotas hasta que, por fin, apareció el sol y la dársena cartagenera nos recibió con un submarino y varios buques de la armada española fondeados ante nuestros ojos. Y una vez más los murcianos dieron muestras de su amabilidad y cariño hacia los asturianos cuando llegamos -casi a la hora de cierre- al Museo Naval de esta ciudad permitiéndonos entrar en la sala dedicada al “Peral”, el primer submarino totalmente eléctrico de la historia equipado con torpedos e inventado por el teniente de navío Isaac Peral que fue botado… ¡¡Un Día de Asturias!! pues ello sucedió el ocho de septiembre de 1888.
Visitamos los paisajes de antiguas minas e instalaciones abandonadas como las del llamado “Compendio de la Bahía de Mazarrón” y pueblos mineros y pesqueros como Portmán y los cabos de Palos y Gata… Y poco antes de regresar también tuvimos tiempo para visitar en la localidad de Los Narejos el mercado semanal más grande que he visto en mi vida.
Sin duda tenían razón quienes me dijeron que el descanso y las vacaciones -por cortas que sean- son muy necesarias. La Región de Murcia tiene como todas las comunidades que tenemos en España un montón de atractivos pero sigo pensando que, hasta en los ‘limones’ de los que tanto presumen, les ganamos. (Doy fe tras probar los murcianos y los nuestros de San Martín del Mar).
Sí debo destacar que ellos apoyan y “venden mucho mejor” su tierra que nosotros a nuestra Asturias. Creo que no tenemos esa unión que hace la fuerza. Que no empujamos todo lo que hay que empujar y nos quedamos a medias cuando alguien me está diciendo por atrás que “quedarse a medias es malo y no sirve para nada”.
La llamada Costa Cálida ha sido en esta ocasión una Costa Húmeda pero a pesar de ello regreso contento y con las pilas recargadas porque además del descanso los hombres y mujeres de esa tierra me han demostrado que teniendo menos que nosotros saben explotarlo mucho mejor. Todos tiran del carro en la misma dirección al menos ante los que llegamos de fuera.
Como el otro hijo pródigo retorno a casa con cierta tristeza por las malas noticias que me he encontrado al llegar. Me faltan Severino Redondo, “Gelu” Hevia y José Ángel Alonso… vecinos de Ceceda, Nava y Villaviciosa. Amigos a los que deseo descansen en paz porque siempre fueron muy buena gente. La vida sigue y no queda otra que seguir.
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