Opinión
Sergio
Aquello debió ser como una llamada divina. Me imagino que algo parecido, por ejemplo, cómo cuando sientes de manera súbita la necesidad de abrazar los hábitos, de convertirte en cura e ingresar en el seminario. Algo parecido debió ocurrirme a mí en aquella primavera de 1995 cuando estando en mi casa de Carancos-Ceceda, decidí acercarme hasta Cangas de Onís para escuchar a un hombre del que muchos ya hablaban y empezaban a seguir con la misma fe que tuvieron los primeros discípulos de Jesús de Nazareth.
Para entonces a mis oídos ya habían llegado muy buenas opiniones y comentarios de quien fuera político y diputado primero de Alianza Popular (AP), y más tarde del Partido Popular (PP). Hablo de un hombre grande y corpulento, de frente despejada que lucía bigote y además, tenía facilidad de palabra. Por resumir les diré que era un gran orador que sabía dirigirse a las personas de toda condición con una voz grave, seria y penetrante que calaba, a la primera, en todos cuantos le escuchaban. Bastaban apenas un par de minutos para quedar enganchado e impactado por aquél hombre bueno llamado Sergio que tenía un segundo nombre de pila, Rutilio, que yo jamás había escuchado.
Con estos precedentes llegué a Cangas de Onís, primera capital del Reino de Asturias, cuando comenzaba su intervención en el mitin de quien, por absoluta mayoría, había sido elegido por sus compañeros de partido para optar a la Presidencia del Principado de Asturias y fue en la tarde-noche del domingo 28 de mayo cuando Sergio Marqués, tras obtener más de 272.000 votos conseguía la victoria en aquella cita electoral convirtiéndose en el nuevo Presidente del Gobierno de Asturias -primero no socialista- desbancando a Antonio Trevín que lo había sido desde 1993.
El recinto elegido para aquél encuentro con vecinos, afiliados, simpatizantes y curiosos como yo, estaba “hasta la bandera”. Como buenamente pude me hice un hueco junto a una puerta en la parte de atrás poniendo toda mi atención en las palabras de Sergio. Rápidamente me di cuenta de que todo lo que se me había dicho sobre él, era cierto. Me gustaba cuanto decía y su forma limpia y clara para exponerlo y justificarlo. En cada “parada” o fin de párrafo de su intervención los asistentes gritaban con fuerza ¡Presidente! ¡Presidente! refrendado por grandes aplausos al tiempo que en mi interior yo iba sintiendo “que me hacía de los suyos”. Y es que, sin hacer ningún esfuerzo, ya empezaba a ser de Sergio y a seguirle convencido porque me identificaba plenamente con todas las palabras que salían de su boca.
Reconozco que soy bastante sensible y no me avergüenzo al confesarles que, de alguna manera, se lo puse muy fácil a quien más tarde sería mi amigo y también mi líder y referente político desde entonces. En un ‘verbo’ -como decía mi abuela- las palabras de Sergio Marqués Fernández me habían atrapado para siempre regresando a casa rejuvenecido, con alegría e ilusión y con ganas de trabajar siguiendo su estela y la luz de su faro. Su forma de ver y afrontar la vida.
El triunfo de Sergio en aquél 28M, acababa con la hegemonía presidencialista del socialismo asturiano. Fueron cuatro los presidentes de la FSA-PSOE que habían regido los destinos de nuestra tierra desde los inicios de la transición democrática: D. Rafael Fernández, D. Pedro de Silva, D. Juan Luis Rodríguez Vigil y D. Antonio Trevín.
El triunfo del Partido Popular poniéndose al frente del ejecutivo asturiano había roto moldes. Se esperaba una gestión diferente y se confiaba mucho en el nuevo presidente que arrancó con fuerza su mandato cumpliendo en sus dos primeros años el 80% de su programa electoral. Pero lo que nadie se podía imaginar es que en 1998 y “desde dentro”, desde las mismas entrañas de su partido, se sabotease su legislatura y se le hiciera la vida imposible a quien era líder y presidente de todos los asturianos. El sufrimiento había llegado para Sergio quién tenía al enemigo en su propia casa. Fue entonces cuando sus más fieles seguidores le animaron para crear una nueva formación, la Unión Renovadora Asturiana (URAS), que en la siguientes elecciones del año 1999 sólo obtendría tres diputados pese a encabezar el cartel el propio Marqués.
Aquello, sin duda, fue una traición en toda regla a un hombre honesto y trabajador. A un hombre serio, discreto, austero y brillante que recorrió toda Asturias de arriba abajo, los setenta y ocho concejos y que hablaba y atendía a todos los ciudadanos. Fue una persona que no merecía -de ninguna manera- pasar por lo que pasó. Aunque me duela debo decir que si tienen conciencia quienes le traicionaron y abandonaron cuando dejó de ser presidente que piensen que aquél infierno que vivió por ellos le pudo afectar muy seriamente su salud. No admito escusas como llegué a escuchar diciendo que a Sergio le gustaba mucho la ‘folixa’, cantar “Axuntábanse” con “El Cuarteto Torner” o disfrutar de un buen yantar con buena sidra. Tampoco acepto echarle la culpa al tabaco por aquello de que le gustase fumar un buen puro traído de Cuba por Juan Priede Llano, alcalde socialista de Piloña entre 1983 y 1999.
Pese a los esfuerzos del equipo médico que le atendió ‘in situ’, el 8 de mayo de 2012, Sergio Marqués nos dejó a consecuencia de un infarto multiorgánico cuando llegaba a su despacho en Gijón siendo muchas las personalidades políticas que desde el primer instante y ya en el propio Tanatorio de Cabueñes, empezaron a ensalzar su entrega y trabajo por Asturias y su carismática personalidad en la que nunca hubo ningún afán de protagonismo.
Tantas buenas palabras les llevaría a pronunciar una misma frase -un titular- que saldría de la boca de muchos que le recordaban: “Asturias ha perdido al mejor presidente que ha tenido”. (Existe hemeroteca a su entera disposición). Sentí orgullo y pena a la vez. Orgullo porque era verdad y se refería a mi presidente. Pero pena también por la falta de sinceridad de muchos políticos que ni en esos tristes momentos fueron capaces de ser sinceros. Simplemente seguían la pauta del juego y entramado que ofrece la política de nuestro tiempo.
“El mejor presidente que ha tenido Asturias” y lo dicen ahora cuando Sergio ya no está entre nosotros… A medida que iba viendo y escuchando ‘Informativos’ o leyendo la prensa escrita me fui indignando a pasos agigantados hasta que decidí empezar a escribir una de esas llamadas “Cartas al Director” con la esperanza de que algún medio la publicase lo antes posible. De aquella no había tantos móviles ni las redes sociales tenían la importancia de hoy pero la misiva en la que de alguna manera exponía mi rabia y tristeza por lo que estaba viendo terminaba más o menos así: “Si todos ustedes coinciden en que Sergio Marqués ha sido el mejor Presidente que ha tenido Asturias… me pregunto ¿por qué no se les ha pegado algo de él?
Basándome en el presidente Adolfo Suárez… “Puedo asegurar y aseguro” que mi escrito lo envié a cuatro destinatarios y jamás se publicó en ninguna sección de ninguno de los periódicos. (Y corro un tupido velo). Un año después de su muerte, el 24 de mayo de 2013, la Unión Renovadora Asturiana (URAS), organizó en el Ateneo Jovellanos de Gijón un acto en recuerdo del abogado y político gijonés que contó con la presencia de su viuda Elena Prendes y sus cuatro hijos arropados por el presidente del partido, Javier López Alonso, la exconsejera María Victoria Rodríguez Escudero y José Luis Martínez, presidente del Ateneo Jovellanos junto a una nutrida representación de afiliados y simpatizantes.
Y este pasado miércoles 28M, justo al cumplirse el XXX Aniversario de la victoria electoral de Sergio Marqués en 1995, de nuevo se ha honrado su memoria en la Junta General del Principado con un acto institucional que ha contado con la presencia de su familia, amigos y autoridades de todos los ámbitos políticos, civiles, religiosos y militares. Un emotivo acto que tal vez ha llegado demasiado tarde como señalaría Elena Marqués Prendes, su hija mayor, que también lamentó la injusticia sufrida por su padre con aquella moción de censura fallida que fue presentada por su propio partido.
Hubo sentidas y preciosas palabras recalcando su ejemplo de dignidad al considerarle patrimonio para todos los presidentes de Asturias según dijo el actual presidente Adrián Barbón al tiempo que Juan Cofiño consideró todo un honor haber sido su rival en la confrontación política. Aunque no soy ningún experto en materia de protocolo puedo llegar a entender los problemas a los que muchas veces se tienen que enfrentar -por obligación- las distintas organizaciones de actos y eventos como este. Por las personas que fui viendo, creo que la inmensa mayoría de los asistentes conocía el episodio y disgusto que en aquél tiempo le había producido el diputado Juan Carlos Guerrero a Sergio Marqués “bajándose del barco del presidente cuando más falta le hacía”. Creo que, pese a ostentar en la actualidad el puesto de Vicepresidente en la Asociación de Exalcaldes y Exalcaldesas de Asturias, no debería haber intervenido en un día tan importante y emotivo para toda la familia Marqués Prendes.
Y para cerrar, tampoco entiendo muy bien cómo después de lo que sucedió en su momento y del paso de treinta años de silencio -trece desde que falleció- es ahora cuando en el Partido Popular añoran y parecen echar de menos a un hombre al que todo el mundo consideró siempre ejemplo de integridad y generosidad. Personalmente y sin duda alguna pienso que fue el mejor presidente que ha tenido Asturias. Sergio.
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