Opinión
Sin huellas
Voy a renovar el pasaporte y veo que piden una foto que no tenga más de dos años. En un arrebato de coquetería y de no autoaceptación sin límites, me planto en la comisaría con una foto que tiene siete años y algo de maquillaje extra. Con gran regocijo observo que el funcionario que me atiende no hace ningún comentario sobre mi aspecto lozano de antaño y la foto... ¿Cuela?
-No señora, esta foto no vale porque no se le ve la oreja izquierda, usted está ligeramente de perfil.
Muestro mi desacuerdo con la idea de caminar un kilómetro y hacer un montón de fotos que no voy a necesitar, pero el buen señor me dice con fría cortesía que el no hizo la ley y que o me doy prisa o me pasa la vez.
Vuelvo victoriosa con una versión de mí misma siete años más castigada por la contaminación, el estrés y el inevitable paso del tiempo y el funcionario procede a tomarme las huellas con poco éxito.
-Tiene usted mala huella. Hay que repetir la toma porque no se fijan.
Mi imaginación se pone a mil. Me apetece decirle que estuve en Chernonbyl cuando se quemó el reactor, o que trabajé en una fábrica de residuos químicos, o que me abrasé los dedos a propósito para no ser acusada de un crimen.
-Si se pasa el dedo por la frente será más fácil que funcione, aunque luego tiene que limpiarme el aparato para el próximo que venga. No es muy higiénico.
En fin, que paso mi dedo por la frente con gran parsimonia y procedo a ponerlo en el aparatito de marras.
No soy anti progreso pero creo que deberían dejar un poco de tinta para las personas que tenemos mala huella, o mala uva, o mala conciencia, así no tendremos que limpiar nuestros detritus de máquinas públicas.
Al día siguiente fui al notario y nada más entrar una señora robusta me preguntó con vozarrón: ¿Tiene usted el poder?
¿A que poder se refiere, al que me dio Darth Vader, a los súper poderes que adquirí en Hogwarts o al poder de imaginarme siete respuestas distintas en un segundo?.
Esto pensé mientras con con una cordial sonrisa le enseñé la carpeta llena de papeles que traía entre mis manos llenas de dedos con mala huella.
Ahora en mi kit de supervivencia he metido un poco de tinta.
No me vayan a confundir con un zombie después del "Gran Apagón".
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