La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La violencia machista que trajo el covid: “Los agresores no soportaron perder el control”

LA NUEVA ESPAÑA echa a andar hoy, con un número especial, la sección “punto malva”, que cada semana tratará de contribuir a la erradicación de la violencia machista y analizará todos los obstáculos que limitan a las mujeres en su camino hacia la igualdad

Enero

Flora (Vallecas, 82 años).

El día 17 de enero, el marido de Flora la acuchilló hasta la muerte en el salón de su piso en el barrio de Vallecas (Madrid). Fue la primera víctima mortal de violencia de género de 2021. Un año marcado por las “semanas negras” que siguieron al final del estado de alarma. Solo en un mes, desde el fin de las restricciones más duras (9 de mayo), fueron asesinadas diez mujeres. Entre ellas la asturiana Teresa Aladro “Tere”, de Pola de Laviana. Balance, explican las psicólogas, que no es casualidad: “Con las restricciones, los agresores tenían el control total sobre las víctimas. Está claro que la vuelta a la relativa normalidad desestabilizó a los maltratadores. En algunos casos, reaccionaron incrementando la violencia”.

Febrero

Conchi (Sestao, 56 años), Alicia (Majadahonda, 52 años).

Noelia Bada es la psicóloga de la Casa Malva de Gijón, recurso que incluye una casa de acogida y veinte pisos tutelados para víctimas de violencia de género. “Durante el confinamiento y las restricciones que siguieron, el agresor tuvo un control pleno y la víctima vio aumentada su indefensión. Se sintieron controladas veinticuatro horas al día”.

Marzo

Mari Carmen (Madrid, 48 años), Mari Cruz (El Molar).

Al otro lado de la línea, la psicóloga Paula Marín, escuchó una voz rota: “No puedo más, es que lo controla todo”. “Las mujeres que contactaban conmigo durante los meses de las restricciones más duras estaban subyugadas”. “Los agresores se hicieron con el control de todo. No solo de las mujeres, sino también de los niños”. Las otras víctimas, a veces tan olvidadas: en lo que va de año, veintiún niños y niñas se quedaron huérfanos por la violencia de género.

Las llamadas para buscar apoyo psicológico se contaban con cuentagotas. Se redujeron al mínimo las consultas sobre dudas legales. Según Abogadas para la Igualdad: “Las mujeres no tenían intimidad dentro del domicilio, donde no fueran escuchadas. Las víctimas estaban bajo una situación de control”, explica Almudena López, portavoz de la agrupación. A algunas, les tendieron la mano. Según López, sí percibieron que las familias y personas del entorno contactaron más con la agrupación, preocupados por el estado de la víctima.

Abril

Jordina, (Manresa, 34 años), Paula (Mansilla de las Mulas, 36 años), Johanna (Alicante, 42 años), Pilar (Tarragona, 50 años).

A medida que las restricciones se relajaban, las víctimas ganaban algo de libertad. El impacto sobre los agresores, fue “brutal”, apuntan las expertas: “Ese cambio del control total a la relativa libertad de las víctimas (los maltratadores) no lo llevaron. Empezaron con el ‘¿dónde vas?’ y el ‘¿dónde entras?’. Reaccionaron con más violencia contra ellas, si cabe”, afirma Marín.

Coincide Noelia Bada: “No es lo mismo tener a la víctima controlada veinticuatro horas, que verla de vuelta a una vida relativamente normal. Posiblemente, esta situación pueda estar relacionada con las agresiones y los asesinatos”. Y el 9 de mayo, con el final del estado de alarma, comenzaron las semanas más duras.

Mayo

Soledad (Sagunto, 60 años), Warda (Mallorca, 28 años), Lucía (Corbera de Llobregat, 42 años), Betty (Tarragona, 52 años), Teresa (Asturias, 48 años), Katia (Zaragoza, 35 años), Nicoleta (Guadalajara, 41 años).

Siete mujeres asesinadas en el mes del fin del estado de alarma. Una de ellas, la asturiana Teresa Aladro: fue la quinta víctima mortal en un periodo de tres días.

“Mayo fue, sin lugar a dudas, el mes más duro. Pero también un mes en el que recibimos muchas consultas y en el que muchas mujeres terminaron con la situación de maltrato que estaban sufriendo”, apuntan las expertas. Según Noelia Vada, “tras tantos meses, con un confinamiento domiciliario a la espalda y muchas semanas de restricciones duras, muchas mujeres se dieron cuenta de que su situación era ya insostenible”. Paula Marín lanza un mensaje claro: “Tienen que saber que no están solas”.

Junio

Alla (Girona, 46 años), Katherine (Pozuelo de Alarcón, 59 años), Rocío (Sevilla, 17 años), Alicia (Jaén, 36 años), Consuelo (Madrid, 81 años), África (Valladolid, 56 años), víctima de identidad desconocida (Salamanca, 34 años), Hazna (Huesca, 35 años).

En verano, más violencia. Las psicólogas consultadas por este diario apuntan a que, con la llegada del buen tiempo y la organización de eventos –aún con medidas sanitarias severas–, los agresores siguieron incrementando la violencia. También se incrementaron las denuncias, explica en pocas palabras la abogada Silvia Alonso: “Durante la desescalada, también tras el final del estado de alarma, hubo un auténtico ‘boom’ de consultas y de denuncias”.

Julio

María del Pilar (Navarra, 41 años), María de los Ángeles (Málaga), víctima de identidad desconocida (Sabadell, 60 años), Amal (Sabadell, 38 años), Luisa (Madrid, 75 años), Pamela (Tarragona, 25 años).

Miedo, mucho miedo. Afirma la psicóloga Paula Marín que, en los próximos meses, “fácilmente se verán reducidas las denuncias porque las mujeres están ahora en una situación muy delicada”. Por una parte, temen dejar a sus agresores: “Han recibido, en los últimos meses, un mensaje que las ha asustado. El incremento en el número de víctimas, en un periodo de tiempo muy corto, ha ocasionado desconcierto y mucho temor en las víctimas, ahora es el momento de que todas actuemos para ayudarlas”. Por la otra, la situación económica las desfavorece: “No tienen una casa propia, quizás han perdido su trabajo... Se ven solas, muchas ni siquiera tienen el apoyo familiar porque su agresor las ha aislado por completo”.

Agosto

María Ángeles (Málaga, 46 años), María del Carmen (Sevilla, 60 años).

Una red que las apoye, sin fisuras. Apunta Paula Marín que “es necesario que las administraciones, las entidades y todas las profesionales creemos una red sólida en la que las mujeres víctimas de violencia de género puedan apoyarse”. “Estamos en un momento crítico, considero que es uno de los momentos más difíciles que hemos vivido. La crisis del covid-19 ha dejado una huella que perdurará en los próximos meses. No tengo dudas”.

Septiembre

Zuita (Alicante, 40 años), Mónica (La Coruña, 52 años).

Las juristas tienen más optimismo sobre los próximos meses. Al menos, así lo asegura Silvia Alonso: “Puede que, al término de la crisis sanitaria provocada por la pandemia, volvamos a tener un ‘boom’ de denuncias de mujeres que decidan dar el paso y dejar a sus agresores”.

Ni un mes sin víctimas. El pasado martes, Día de la Hispanidad, un hombre degolló a su mujer delante de sus dos hijos menores de edad. Fueron ellos los que avisaron a los servicios de emergencias, ya que el hombre quedó herido de gravedad tras intentar quitarse la vida. Llevaban juntos desde la adolescencia, y acababan de firmar el divorcio.

Octubre

Erika (Vitoria, 37 años).

Compartir el artículo

stats