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El testimonio de una mujer que sufrió acoso en redes sociales: “Cada vez que sonaba el teléfono, me sentía en un infierno”

Los primeros mensajes fueron amables pero el tono pronto cambió

Ciberacoso Imagen de archivo

“Eres lo mejor que me ha pasado en la vida”.

Los primeros mensajes del exmarido de Rosa (nombre figurado), fueron amables. Habían estado casados durante años, pero la relación terminó cuando ella consiguió armarse de valor. Había sido víctima de violencia de género: “Gracias a la ayuda de profesionales y el apoyo de mi entorno, conseguí dejarlo”.

Hubo un tiempo de paz. Hasta que empezó a acosarla por redes sociales. Los mensajes que aparecen en esta información son reales, recuperados de capturas de pantalla que Rosa guardó para presentar una denuncia. Finalmente, decidió no poner el caso en manos de sus abogados: “Él no iba a ir a la cárcel por esto. Al final, iba a ser peor para mí”.

“Los primeros mensajes fueron amables. Me decía que había sido lo mejor de su vida. Yo le daba las gracias, intentaba mantenerlo controlado”, explica Rosa. Como vio que ella le respondía, él siguió insistiendo.

“Tienes que darme otra oportunidad, por favor”.

Con este mensaje, Rosa se puso seria. “Le dije que no. Que si quería hablar para sentirse mejor, que vale. Pero que nada más”. El tono de los mensajes cambió. “Empezó a insultarme y a hacerse perfiles falsos en redes para seguirme, llegué a bloquear hasta cuatro perfiles en un día”.

Rosa tenía dos cuentas en la red social Instagram: una personal y otra profesional, relacionada con el mundo de la gastronomía. “La primera cuenta la puse privada, la segunda no podía porque es una cuenta comercial”.

“No me extraña que estés tan gorda, con todo lo que comes”.

Cada vez que sonaba el teléfono, Rosa se encogía: “Sentía que era un infierno”. Finalmente, optó por mantener únicamente abierta su cuenta profesional. Los mensajes siguieron, hasta que ella le amenazó con acudir a sus abogados. Y lo hizo: “Me dijeron que quizás podían condenarle por uno de los mensajes que me envió, pero era casi seguro que quedaría libre. Así que decidí ignorarlo”. La vida de su exmarido dio un giro inesperado, y el acoso cesó. Por atar cabos, Rosa muestra el mensaje que podría haber denunciado. Le tiembla la mano que sostiene el móvil:

“Ten cuidado con ese niño, vigílalo bien”.

“Ese niño” es el hijo de Rosa. El hijo que tuvo con otro hombre, el que la ayudó a retomar su vida.

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