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La demora en el salario social satura las ONG que atienden a los necesitados

El Principado tiene en lista de espera desde hace meses a 5.000 familias asturianas, muchas acuden a Cáritas para poder pagar la luz

El atasco del salario social en la administración del Principado traslada la presión asistencial a Cáritas y a las ONG del llamado Tercer Sector, las entidades que trabajan a diario con las personas más desfavorecidas y en riesgo de exclusión social de la región. Estas organizaciones son las primeras en constatar las consecuencias del repunte de la lista de espera del salario social, que en junio pasado volvió a sobrepasar el listón de las 5.000 solicitudes de familias pendientes de respuesta después de que en el primer trimestre del año habían bajado a 4.300.

El retraso en la concesión del salario social es una situación recurrente en las personas que llegan a las Cáritas parroquiales. "Hay mucha gente en esa situación", confirma Pilar Díaz Cano, responsable de la red de acogida y acompañamiento de Cáritas en Asturias. Esta organización ha tenido que "redoblar" la asistencia y el esfuerzo de sus centros parroquiales para atender las necesidades de las familias asturianas más sacudidas por la crisis.

El atasco en la lista de espera del salario social ha provocado un aumento en la demanda de ayuda de muchas familias para hacer frente a gastos de suministro como, por ejemplo, el recibo de la luz. "Creo que las ayudas en alimentación son suficientes, ahí está el trabajo del Banco de Alimentos, pero las familias, al no contar con liquidez, tienen muchas dificultades para afrontar el pago del recibo de la luz y trasladan esa situación de necesidad a las Cáritas parroquiales", añade la responsable de la red de acogida de la ONG de la Iglesia. Como quiera que esta entidad funciona como una comunidad cristiana de bienes hacer frente a esa demanda creciente es posible gracias a la solidaridad entre las Cáritas de las diferentes parroquias, con situaciones económicas bien distintas. "También hemos comprobado que en la actual crisis la solidaridad de la gente de Asturias ha tenido una respuesta muy favorable", revela Díaz, quien añade que Cáritas "reivindica el papel de las administraciones públicas" para atender las situaciones de necesidad. "Nuestra labor es subsidiaria, no es de dar cosas sino de acompañar a la gente", precisa. Desde Cáritas aseguran ser "conscientes del esfuerzo del Principado", como sostuvo su director, Adolfo Rivas, en la constitución de la Mesa del Tercer Sector, que tuvo lugar el pasado mes de mayo, "pero la realidad se impone y los esfuerzos deben ser mayores", recordaba ayer Pilar Díaz, quien marcó distancias frente a las acusaciones realizadas por la oposición acerca de que el Principado retrasa la tramitación del salario social dentro de una estrategia de ahorro. "Para sostener eso hay que contar con datos objetivos y fiables de los que no disponemos", indicó Pilar Díaz, quien atribuyó buena parte del retraso acumulado en la tramitación de los expedientes del salario social a la actualización de datos de los solicitantes que exige la administración. "Una modificación sobre los datos declarados inicialmente por los solicitantes puede retrasar la tramitación del expediente varios meses", comenta la responsable de Cáritas.

La fundación Siloé es otra de las que trabaja en el campo de la actividad asistencial, sobre todo con personas que se encuentran en situación de exclusión social, en la mayoría de los casos vinculados a toxicomanías. "La demora en la tramitación del salario social es similar a la del pasado año. No hay grandes diferencias. Desde la consejería de Bienestar Social nos aseguran que se avanza en la gestión de la parte administrativa", asegura Pablo Puente, quien precisa que la Fundación Siloé "trabaja con un perfil diferente y minoritario". No obstante, reconoce que con la crisis económica "en los últimos tres años hemos tenido demanda de asistencia por parte de gente que, sin ser toxicómanos, se encontraban en una situación laboral muy vulnerable, perdieron su empleo y ahora con 40 ó 50 años tienen grandes dificultades para reintegrarse al mercado laboral". ¿Y cómo se las arregla la gente mientras espera por el salario social un año o más? "Recurren a los servicios de las Cocinas Económicas, los albergues municipales o centros de día", resume Puente.

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