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Villa abandona el hospital en silla de ruedas y por la puerta de atrás

Javier Fernández: "Este caso me parece más fuerte que otros; pasé a creerlo cuando leí que no lo negaba"

Villa abandona el hospital en silla de ruedas y por la puerta de atrás

En silla de ruedas y por la puerta de atrás, con la inestimable ayuda de varios trabajadores del Hospital de La Cadellada, que le prepararon una salida segura lejos de cámaras y periodistas. José Ángel Fernández Villa, exlíder del sindicato minero SOMA, recibió el alta en el HUCA poco después de las tres de la tarde, tras dar cuenta de la comida y ya recuperado del cuadro de "confusión" que le llevó a ingresar en urgencias el viernes de la semana pasada. Fuertemente custodiado por sus familiares, evidenció el mismo escaso deseo de exponerse públicamente que ha venido mostrando desde que se conoció que había regularizado ante Hacienda 1,4 millones de euros, cuyo dudoso origen está siendo investigado ahora.

Se iba así, en el más estricto secreto, el paciente de la habitación 627, que no se ha granjeado precisamente muy buena opinión entre sus vecinos de pasillo, comenzando por el hecho de que, al parecer, exigió (y lo obtuvo) estar solo en una habitación, un privilegio que no comparten ni siquiera algunos enfermos terminales que están en la misma planta. Villa ha estado encerrado a cal y canto durante una semana, sin salir al pasillo, aunque algunos pacientes han podido verle a eso de las siete de la mañana, hora a la que están abiertas todas las puertas de las habitaciones.

"Las enfermeras decían que cuando llegó estaba muy pálido y sin saber muy dónde andaba. Ahora dicen que ha mejorado bastante", aseguró una familiar de uno de los ingresados en la misma planta. Esta misma mujer contó que el pasado miércoles "vinieron a verle gente del SOMA, estaban a la puerta charlando tan tranquilos".

Los comentarios en la sexta planta del HUCA rezumaban ayer una gran decepción e indignación respecto al exlíder minero. Pero no son los únicos. También el presidente del Principado, Javier Fernández, expresó ayer su disgusto con el "caso Villa" y el dolor que le embarga. "Me dolió especialmente porque he tenido una fuerte relación personal y política con Fernández Villa. Por tanto, me duele evidentemente más que a otros. Pasé de la perplejidad y la incredulidad a creerlo cuando leí que no lo negaba", lamentó del dirigente socialista asturiano.

Es este sonoro silencio de Villa el que movió al PSOE a expulsarlo del partido. "Cuando no lo niegas, porque si lo hubiera negado seguramente yo habría sido más cauteloso, pero si no lo niegas tienes claro que efectivamente eso existe y callar o intentar ganar tiempo habría sido un delito de silencio", justificó Fernández.

"Resulta evidente que hay una secuencia de escándalo público, alarma social, debate mediático... El Partido Socialista no podía estar ajeno a un asunto de esta naturaleza. Por tanto, fui todo lo contundente que tenía que ser y me ratifico en lo que en aquel momento dije. Sobre todo porque podía decirlo, es decir, no tenía miedo a decirlo porque el Partido Socialista no tiene nada que ocultar", añadió Fernández.

Y también explicó cuál ha sido la postura de su partido en el ámbito parlamentario. "Planteamos con claridad que cualquier auditoría, cualquier comparecencia o comisión de investigación que en el seno de la Junta General del Principado pudieran proponer los grupos parlamentarios, el Grupo Socialista iba a estar en sintonía, iba a estar de acuerdo", indicó.

Fernández expresó la postura de su partido respecto a los casos de corrupción. "En Asturias, y ya antes de esto, la Federación Socialista Asturiana había decidido que cualquier cargo institucional, ya sea concejal, alcalde, diputado?, en el momento en que se le abriese juicio oral dejaría el cargo. Y así ha ocurrido. Mientras tanto, estamos viendo casos absolutamente distintos: dos alcaldes, en este caso de Foro, con condena y que poco faltó para que tuviera que ir la Guardia Civil a desalojarlos. Y ahora mismo hay un concejal del PP en Oviedo, Jaime Reinares, que está condenado, además por un delito repugnante a mi juicio, a nueve meses, y ahí está. No se le ha expulsado ni ha dejado el acta de concejal. La ejemplaridad en las respuestas es fundamental para que los políticos y la política tengan credibilidad", aseguró el líder del Ejecutivo autonómico.

El presidente regional pasó a un plano más personal para explicar la gravedad que a su entender tiene el caso de Villa. "No le resto importancia y no me duelen prendas, y lo he dicho: me parece incluso más fuerte este caso que otros, porque hablamos de un sindicato, el de los Obreros Mineros de Asturias, que habla de la dignidad de los humildes, de la clase ejemplar, de que se iba a autocrear una sociedad de hombres iguales, fraternos, libres... Por todo eso que nos parecen quimeras, sueños en la distancia, mucha gente padeció, murió o mató. Y todo ese simbolismo sufre cuando alguien que lo personificaba desde hace treinta años se ve envuelto en un asunto tan turbio como éste", reflexionó el Presidente.

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