La novelista Susana Vallejo (Madrid, 1968) es una friki y esta condición suya la reivindica con humor en su último libro -el ensayo "Madre de dragones. Cómo ser una frikimamá y no morir en el intento" (Timunmas, 2015)-, un título que presentó ayer en Avilés en la última jornada de la cuarta edición del Festival Celsius 232 de literatura fantástica, ciencia ficción y terror. Anoche la fantasía se despidió de la ciudad hasta el año que viene.
-Vamos a empezar por el principio. ¿Qué es un friki?
-La Real Academia ha incluido el término en los últimos apaños que han hecho del diccionario. La acepción que nos interesa es la que dice, algo así, que un friki es un gran aficionado a un tema. Sellos de correos, ciencia ficción, terror, fantasía o automóviles de carreras. Otra acepción es la que dice que un friki es un tipo extraño, excéntrico, rarito. Esta es la que mucha gente utiliza, pero yo me refiero a la primera. Me siento orgullosa de ser friki.
-Friki procede de la palabra inglesa "freak", es decir, "monstruo".
-De ahí la acepción esta de rarito, extraño... pero los frikis, como te decía, reivindicamos nuestra condición de friki. Muy orgullosos que estamos. Hace años ser friki sí que era ser rarita, porque te veías sola. Pero eso ya pasó. Gran parte de la cultura friki ha llegado a lo que es el "mainstream", el público en general. Cualquier chaval o cualquier chavala puede ver una película de ciencia ficción y le gusta y la disfruta, así hay más masa crítica: hay más frikis y ahora se nos ve como más normales.
-¿Cuándo tuvo conciencia de que era friki?
-Desde muy pequeñita. Me encantaba la ciencia ficción y no había nadie más en clase a la que también le gustase. Me acuerdo ahora de Mazinger Z. Yo estudié en un colegio de niñas y en clase éramos 40, porque en mi época las clases eran de 40. Me encantaba Mazinger Z y de las 40 sólo podía jugar con otra chica a la que también le gustaba. Esta fue la primera pista: no era como las demás. De adolescente empecé a leer a Asimov y es que me encantaba la posibilidad de viajar en el tiempo.
-¿El icono del friki es el vendedor de cómics de "Los Simpson"?
-Sí, claro. En mi libro categorizo los tipos de frikis y uno de ellos, claro, es el vendedor de tebeos de "Los Simpson". Este es el tipo "rarito" donde coincide el friki con el "freak". En general somos gente muy normal, muy sociables, que tenemos este tipo de aficionados.
-Una leyenda habla de que lo poco que ligan los frikis.
-Eso, una leyenda, aunque fundamentada en el hecho de que como había tan pocas chicas... Pero esto también ha cambiado: somos muchas más. No sé qué decirte: hace 25 años sólo había libros y no existía internet. Llegaron después series como "Dragon Ball" o como "Candy Candy" o "Sailor Moon", muy dirigida a niñas. Las que vieron esas series pudieron entrar después en el anime y otro tipo de canales como la ciencia ficción o la fantasía. Pienso que fue a partir "Sailor Moon" que las chicas entramos en el mundo del frikismo.
-¿Qué sucede cuando una deja de ser friki y se convierte en "frikimamá"?
-Ahí viene lo difícil. Cuando te conviertes en madre no puedes compartir tus aficiones: lo importante es tu hijo. Lo importante y lo único. En los primeros meses de tu bebé tus aficiones, las que sean, se van a freír espárragos. Lo que intento es explicar cómo compartir tu ocio con tu niño cuando ya han pasado los primeros meses. Lo bonito de tener un hijo no es tenerlo, más bien es educarlo y aquí es donde le vas presentando esas aficiones tuyas que te han convertido en una friki y si lo consigues pues podrás compartir esto, el Celsius 232.
-¿Lo ha conseguido?
-Mi niña tiene ahora 12 años y hay un montón de cosas que le encantan otras, no tanto. Ha entrado a saco en películas y en series de gran calidad. Estoy convencida de que la ciencia ficción y la fantasía estimulan muchísimo la creatividad y la imaginación de los niños. Si sólo estás imbuido de la cultura realista tu visión del mundo luego va a ser unidireccional.
