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El turismo asturiano recupera la alegría con un agosto fantástico

La mejora de la economía y el buen tiempo, claves | "Antes iban al menú y ahora a la carta", mantienen los hosteleros

El verano ha vuelto. Lentamente, después de años de nubarrones e invierno permanente, el sol sale también en las recepciones de los establecimientos turísticos asturianos. Todavía no ha llegado esto a ser lo que fue hace unos años, pero sí empieza a parecerse más a un mes de agosto de verdad. A uno de los de antes, cuando el precio de las habitaciones estaba más alto, el turista podía pagarlo y todos eran un poco más felices. De la mano de la regeneración del bolsillo del visitante nacional, el sector percibe que ha podido por fin revisar al alza sus tarifas, de modo que además de aumentar la clientela ahora crece el beneficio y así se tapona una parte de las profundas vías de agua que la crisis dejó abiertas en las cuentas de resultados. Los empresarios, obligados durante años a bajar sus precios para amortiguar el impacto de la recesión atrayendo visitantes, agradecen ahora un cambio de tendencia que ve al cliente gastar más y les permite a ellos aliviar la maltrecha rentabilidad del negocio despachando aquella sombría temporada de rebajas forzadas por la contracción de los consumidores.

Agosto recupera el gasto, los alojamientos las tarifas, y las empresas, la alegría. Fernando Corral, responsable de la patronal hotelera asturiana, acude a buscar el origen de la mudanza a la economía, sabiendo que el incremento en el número de visitantes ya venía de atrás y que la gran novedad es ahora su nivel de consumo. "Las pernoctaciones se recuperaron ya el año pasado", apunta, "pero ahora la buena noticia es que también se repone el precio medio". "Antes, venía más gente, pero a menos precio, y en esas circunstancias la rentabilidad quedaba pendiente de un hilo. Se ganaba menos, incluso se perdía dinero, porque para atender a muchos más clientes se necesita más personal" y eso era más coste a costa de sacrificar el rendimiento. Por la insostenibilidad de esa situación anómala "lo más importante de este verano es que se empieza a vislumbrar un cierto restablecimiento de la economía nacional y de la disponibilidad de la gente para el gasto", concluye Corral, uno de los tres presidentes de Otea, la nueva patronal de la hostelería en el Principado.

Todavía es pronto, eso sí, para desembridar por completo la euforia y proclamar que el cielo ha despejado del todo, pero el cambio de vía se percibe a simple vista, a la espera de los datos concretos de ocupación y gasto que aún no están disponibles. Incluso aunque el verano se mire desde la semana más intensa de la temporada alta, ésta que muy aproximadamente va del Descenso del Sella a las fiestas de la Asunción, sería prematuro pregonar ya el retorno al vigor que el sector tenía en 2007. Puede que la recuperación no llegue aún a tanto, pero el primer semestre del año ha cerrado el recuento de visitantes más elevado desde el año previo a la crisis y este verano tiene, por lo menos, mejor pinta que los anteriores. "Es muy raro que estas dos semanas no sean buenas", advierte Beatriz Cimadevilla. Desde su hotel en Gijón, de acuerdo con la sensación general de que ahora "la gente gasta un poco más", matiza que "percibo la mejoría muy lentamente" y que los años de crisis todavía pesan mucho sobre las cuentas de resultados de unos establecimientos fuertemente zarandeados por la retracción de la clientela. "Sí es verdad", concede, "que en general hemos podido tender en esta primera quincena de agosto a precios de hace años y que el turista los ha pagado", pero también que no se puede mirar todo con la óptica distorsionada de un 15 de agosto. Necesitan exprimir el verano para "hacer granero", porque detrás vienen "muchos meses para sufrir", y aunque "somos optimistas", las dimensiones del agujero abierto por la crisis hacen que "todavía no nos podamos poner medallas ni echarnos flores".

Julio, eso sí, ya experimentó una mejoría que Cimadevilla atribuye a la clientela que buscaba un refugio a salvo de la ola de calor que achicharraba la España turística del sol y la playa. La Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) también ha mencionado en su primer balance veraniego un cierto desplazamiento del turista español hacia el Norte. A vista de hotel, la salida del sol sobre el sector turístico encuentra asiento también cuando el recorrido lo guía un empresario con establecimientos en Oviedo, el centro y el oriente de la región. Antón Puente confirma que los hábitos de la clientela nada tienen que con los de "hace unos años". Y "viendo que la demanda vuelve a ser alta, que hemos podido incrementar el precio de las habitaciones, sobre todo en agosto", y que el julio tradicionalmente más flojo ha repuntado este año, "confiamos en poder pensar en tres meses de verano muy buenos, comparables incluso a los de antes de la crisis", aventura. Así se lo confirman a él el ritmo de las reservas para septiembre y su perspectiva transversal sobre varias áreas de la región: "No es una impresión puntual de un establecimiento concreto", concluye, "sino una tendencia generalizada" que se ve en las habitaciones y en las mesas de los restaurantes. "Ya no se va tanto al menú, ya se mueve también la carta", afirma, convencido del cambio.

"Hay un poquito más de alegría". Desde su esquina del sector asiente Adriano Berdasco, presidente de la Federación Asturiana de Turismo Rural (Fastur), pero con calma, mientras observa en su establecimiento de Villar de Vildas (Somiedo) a "dos parejas que siguen pidiendo un menú para dos". Su versión turística pasa por ser una de las más afectada por los embates de la crisis, tal vez porque tienen un tipo de clientela, aventura Berdasco, que sufrió con particular inquina la recesión y que también necesita un tiempo para notar la salida. Era un sector de la población, a veces "de un poder adquisitivo medio-alto", "que se permitía ciertas alegrías de gasto", que cerró el grifo y que vuelve a abrirlo, que va recuperando la ligereza en el consumo y que eso "automáticamente influye" al empresario, aunque desde su esquina se vea que lo hacen aún con cierta lentitud.

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