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Asturama

Animales atados al sufrimiento

Las protectoras denuncian el aumento de perros desnutridos o lesionados y exigen generalizar el uso de microchips para localizar y castigar a sus dueños

"Inka" e "Iris", en el albergue. FERNANDO RODRÍGUEZ

"Blinker", un pastor alemán de lo más listo y activo, llegó al albergue de animales de La Felguera completamente desnutrido y con los dientes destrozados de comer tantas piedras. No sabía lo que era un plato de pienso, nunca lo había visto ni olido. "Ceus" fue recogido en "chasis" de una finca abandonada, sin compañía y sin alimento. Sus vecinos le tiraban el agua y la comida por la ventana. Sin ellos probablemente hoy este can no estaría moviendo la cola enérgicamente desde su caseta. "Jorge", con tacto de peluche y un cierto parecido a la raza shishu, tiene a sus seis meses las patas torcidas. Una mala nutrición provocó que sus huesos no creciesen de forma correcta. Su mirada desprende tristeza. Los tres han sufrido maltrato, un problema que cada vez preocupa más a los colectivos proteccionistas de la región.

Los tres casos anteriores no son tan alarmantes como el recientemente denunciado en Tineo -un perro fue atado por su dueño a un todoterreno y arrastrado durante varios metros por la carretera de Barredo-, pero sí son graves, tal y como recoge el Código Penal, que sanciona el maltrato animal con penas de tres meses a un año de prisión. "Aquí llegan los perros destrozados y, cuando los veo, siempre me hago la misma pregunta: ¿para qué quieren un animal si lo están tratando con asco...?", se queja Dolores Moreno, presidenta de la Fundación Amigos del Perro.

A la semana, la Fundación que gestiona el albergue de La Felguera recoge una media de seis canes, y al año, más de trescientos. En estos momentos, en sus instalaciones hay unos 160 que buscan familia. "La gente es muy caprichosa. Compran un perro igual que si comprasen un bolso de Luis Vuitton. En cuanto una raza se pasa de moda, dejan al animal en cualquier esquina o lo malvenden", señala Dolores Moreno, quien asegura que ya hay casos de abandono de razas tan cotizadas como el bulldog francés. "Normalmente los encontramos por la calle, pero también nos llegan a la puerta del albergue", apunta.

Así llegaron "Iris", "Inka" y sus siete hermanos, ya adoptados, en cajas de madera de la fruta. Ellos, todos perros de caza con prominentes orejas, tuvieron suerte. Pero otras camadas van directamente a la basura. "Aquí hemos llegado a tener perros que de estar toda la vida amarrados, sin poder correr, caminan de cuclillas. Verlos así es un dolor", se lamenta Moreno.

Según dice, los "individuos" que son capaces de hacer sufrir a un animal de esa forma deben ser denunciados. El problema radica en que en la mayoría de los casos no pueden ser identificados. Y todo por la ausencia de microchips en los animales. La responsable de Amigos del Perro explica que su implantación es obligatoria por ley antes de que el perro cumpla tres meses y, sin embargo, muy pocos propietarios la cumplen. "La Policía no hace un control de ello. Ponen multas por no recoger los excrementos de la calle y en cambio no pasan el lector a los perros", se queja Moreno.

El caso de Tineo ha sido denunciado por las asociaciones Adoptastur y Adelante, gracias a que un testigo pudo documentar lo sucedido (hay fotos y vídeos). Sin esas pruebas, insiste Moreno, hoy en día es prácticamente imposible hacer que el agresor pague por los hechos, debido precisamente a la falta de microchips. Con respecto a este caso, Eva Rodríguez, secretaria de Adoptastur, asegura que están haciendo todo lo posible por conseguir que el dueño pierda la custodia del animal. Por el momento, han presentado un escrito -la denuncia ya está hecha- en los Juzgados para acelerar el proceso.

Las protectoras echan en falta una mayor sensibilidad por parte de la Administración regional ante el aumento de abandonos de mascotas. Prueba de ello es que de los 78 concejos que tiene Asturias, sólo cinco de ellos cuentan con centros de depósito de animales. "Nosotros estamos desbordados. Nos llama gente de toda Asturias, pero no podemos hacernos cargo, salvo que tengamos casas de acogida disponibles", dice Moreno. Esas casas de acogida, prestadas por voluntarios, son en muchos casos la salvación para perros que, como "Blinker", "Ceus" y "Jorge", han vivido el maltrato y ahora sólo buscan el cariño de una familia.

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