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La guía secreta de Asturias

El placer de perderse por Pen

Este pueblo de Amieva, que cuenta con una de las paneras más grandes de Asturias, es en sí mismo un balcón de lujo a un entorno de belleza abrumadora

El placer de perderse por Pen

Hay pueblos en Asturias en los que perderse supone un auténtico lujo, tanto por lo que transmiten como por quienes los habitan o el entorno donde se encuentran. Tal es el caso de un hermoso pueblo de la parroquia de Sebarga, en el concejo de Amieva: Pen. Muy próximos a esta localidad, los núcleos de Cirieño y Villaverde no se quedan atrás a la hora de compartir estos calificativos y vistas. Pen es un lugar tranquilo y amable. Con buen tiempo es una gozada caleyarlo y dejarse llevar, a paso lento, entre sus casas, contemplando sus hórreos y paneras, sorprendiéndonos de que, a izquierda y a derecha, el paisaje vuelve a resultar abrumador e intenso, infinito y cálido, otoñando ya todos los verdes que se extienden ante la mirada, sin terminarse nunca el horizonte, donde al fondo se impone toda la montaña.

Entre algunas de sus construcciones sorprende al viajero, por ejemplo, la casa Peri, una torre bajomedieval defensiva del siglo XIV que fue reconvertida en vivienda. Entre los elementos que llaman la atención están tanto las ventanas adinteladas como la gran escalera externa de piedra y su impresionante corredor de madera que cubre la entrada y está tallado.

También allí está otro edificio con historia, la casa Fondón, en una cuyas esquinas hay un reloj de sol ortogonal tallado en piedra caliza. Junto con la capilla de San Roque, que en un cruce de caminos invita, de nuevo, a recorrer ambos, otro de los edificios que sorprenden es una gran panera de catorce pegollos, siendo considerada una de las más grandes de Asturias. Por otro lado, aunque en general puede verse alguna que otra casa no habitada e inclusive alguna que otra en venta, los vecinos de Pen, los pocos que allí viven a diario y los que al pueblo regresan siempre que pueden, al residir fuera, lo mantienen cuidado y guapo. Pen es, además, punto de partida o de llegada, según se mire, de una de las rutas turísticas más conocidas del concejo: la del Beyu Pen.

Algo tiene este lugar que, una vez que se conoce, no se olvida. Será la placidez de una tarde de otoño viendo dormitar un perro bajo un hórreo; la montaña que se asoma entre las casas invitando a mirarla de nuevo una vez más, como si nunca tuviéramos suficiente. Será su silencio amable sólo roto por el gallo y las gallinas que, de repente, salen alborozadas a la caleya, o el balar de una oveja reclamando el pienso a su dueño, ese vecino que tiene tiempo de charlar con quien pregunta sobre cosas cotidianas tan importantes como la vida de cada día en la aldea. Todo ello conforma pequeños grandes momentos de un día único perdidos por Pen, en Amieva.

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