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La "operación Hulla"

Villa y el arcón de madera

El exlíder del SOMA vivió durante décadas entre rumores de corrupción, hasta la certeza del blanqueo de su fortuna oculta

José Ángel Fernández Villa, en su última aparición en público antes de que se conociese su fortuna oculta: un acto de homenaje a Manuel Llaneza, en febrero de 2014. SILVEIRA

En la mitología "Villista" hay un capítulo dedicado al arcón de madera. Un mueble ornamental situado en el vestíbulo de su piso de La Felguera, muy cerca del Polideportivo y del Parque Nuevo, hoy denominado García Lago. Cuenta la leyenda que en ese arcón se descargaban bolsas con dinero, que provenía de turbias comisiones de los más diversos sectores de la vida económica de la región. La minería, la más abundante. Hay incluso quien afirma ser testigo de alguna aportación. Como en toda mitología, y José Ángel Fernández Villa siempre vivió rodeado de historias, las leyendas quedan al albur de creyentes e incrédulos.

Villa pisaba sobre rumores. Que si recibía dinero de los empresarios mineros, que si cobraba comisiones de empresas con representación sindical, que si le habían visto coger un sobre con billetes de mengano o fulano en una comida, que si las tardes de los viernes quedaba solo en el despacho para recibir a gente para cobrarles... Fueron décadas de dimes y diretes sin que nunca ninguno se hiciera realidad en forma de denuncia, sin que ninguno de los presuntos pagadores cantara.

El primer paso de Villa hacia su calvario lo dio en el momento en el que decidió blanquear, acogiéndose a la amnistía fiscal del Gobierno, 1,4 millones de euros. El origen del dinero es ahora investigado y las pesquisas se concentran en la obra de construcción del geriátrico de Felechosa, propiedad del Montepío de la Minería. Era el año 2012. No ha sido aclarado si la operación de blanqueo la realizó antes o después de las movilizaciones mineras de aquel verano, que concluyeron con la marcha del carbón a Madrid. El astuto y desconfiado José Ángel Fernández Villa, ya en horas bajas, con problemas de salud, perdida la batalla de la minería, cuestionado en su propia organización, comete un error de principiante. Se mete en la boca del lobo abierta por el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y queda atrapado sin sospecharlo en sus fauces. Villa se acoge a la amnistía fiscal y agarrado en las manos del Gobierno del PP, en el listado de personas que blanquearon la que desde entonces se llamó su fortuna oculta.

Villa daba sin sospecharlo sus últimos pasos sobre rumores. En esa neblina entre la verdad y la mentira que difumina los contornos del bien y del mal. Ya no tenía poder y era una presa muy apetecible. En las últimas horas del 7 de octubre de 2014, dos años después de que se acogiese a la amnistía fiscal, las nubes se despejaron y la gran mentira del líder minero quedó al descubierto. La noticia corrió entre los confortables sofás como un escalofrío poco después de las once y media de la noche. Una filtración a un periódico nacional anunciaba que el otrora todopoderoso José Ángel Fernández Villa había blanqueado 1,4 millones de euros cuya procedencia se desconocía. Fue el segundo paso de su calvario, ya sin retorno.

Pero la noticia no cogió de sorpresa a todos en Asturias. Un periodista, dos horas antes de su publicación, avisó a un alto líder de UGT nacional, quien no tardó en trasladarla al Principado, hasta que llegó a los oídos de su presidente, Javier Fernández. Ya estaban prevenidos de la que se avecinaba. El 8 de octubre, mientras Villa guardaba silencio, los acontecimientos se precipitaron. Primero el PSOE y después el SOMA le expulsan. La operación había sido coordinada durante la madrugada por Javier Fernández, secretario general de la FSA, y José Luis Alperi, nuevo secretario general del SOMA. El sindicato echa números, encarga una auditoría y acaba denunciando a su exlíder de apropiación indebida de 431.330,74 euros. Desde el cobro personal de cheques de Hunosa, al pago de coches y a cientos de gastos personales. El austero Villa se descubre como un avaro. Vivía por el sindicato, pero también de él.

Pero este dinero no aclara cómo amasó su oculta fortuna de 1,4 millones blanqueada. La Guardia Civil lo investiga. Lleva dos años y medio de pesquisas. Y comienza a haber una certeza. Las sospechas se dirigen a la obra del geriátrico del Montepío de la Minería en Felechosa (Aller), pagado con 31 millones de fondos mineros. La nueva dirección de la mutua minera, liderada por Juan José Pulgar, también encarga una auditoría de la obra. La conclusión es trasladada a los investigadores: hay dos millones de obras sin justificar o no realizadas. Ayer, el despliegue policial intentaba cerrar el círculo. Un paso más en el calvario de Villa, en el que de forma simbólica porta, en vez de una cruz, un arcón de madera.

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