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A los pies de la Santina azteca

Juan José Tuñón, recién relevado como abad de Covadonga, ofició una eucaristía de hermanamiento astur-mexicano en la iglesia de Santo Domingo, cuyo retablo está dedicado a la patrona de Asturias

Eloísa Galán (con camisa de rayas), presidenta de la cofradía mexicana y descendiente de asturianos, posa junto al abad y otra cofrade. P. T.

Si se hiciera un mapa de la diáspora asturiana, México aparecería en rojo, como zona caliente. No en vano, no es nada nuevo el asociacionismo de los emigrados en la capital del país azteca. Ya en 1785 se formó la Cofradía de Nuestra Señora de Covadonga en Ciudad de México. Y el pasado domingo, más de dos siglos después, sus integrantes vivieron un momento histórico emocionante. "Para nosotros esto es casi un milagro", aseguró Eloísa Galán, presidenta de la cofradía. Por primera vez, un abad de Covadonga ofició una misa en el céntrico templo donde se reúnen un domingo al mes, la iglesia de Santo Domingo, en uno de cuyos laterales se erige un gran retablo en honor de la Santina.

"Antes de que se fundase la cofradía en 1785 ya habían puesto de sus costas abundantemente para levantar este monumento a la Virgen, que fue progresivamente enriquecido pero que nos habla de Covadonga, de la Santina, de una historia de fe, una historia en la que fe, lengua y cultura nos unen a ambos lados del océano, nos unen enormemente a México, Asturias y España", destacó durante la homilía de la misa en el templo donde antes se ubicaba un gran convento, Juan José Tuñón, exabad de Covadonga, recién relevado en el cargo por el avilesino Adolfo Mariño para hacerse cargo de la parroquia ovetense de San Francisco de Asís.

"No nos consta que ningún abad haya celebrado aquí la eucaristía, con esta cofradía. Es un momento muy especial porque cuando llegué al santuario hace nueve años una de las cosas que percibí rápidamente era la gran cantidad de devotos procedentes de países americanos que llegan a Covadonga y particularmente de México", aseguró Tuñón, quien "soñaba con tener algún día la posibilidad" de oficiar una misa en la iglesia de Santo Domingo junto a los cofrades. "Con gestos sencillos intensificamos los lazos que nos unen a ambos lados del Atlántico", añadió.

Aunque la Santina ya tiene una gran presencia en el templo con el magnífico retablo levantado en su honor, otra figura de la Virgen asturiana presidió el acto religioso. A la misma le cantaron el himno de Covadonga y el "Asturias, Patria Querida", e incluso sonó la gaita gracias a Jimena Orejas Bueno, nieta del filósofo Gustavo Bueno que, junto con su familia, presente en México tras inaugurar la Facultad de Filosofía de León (Guanajuato), asistió a la misa de hermanamiento astur-mexicano. Igualmente no se perdió la histórica cita Juan Antonio García Ramírez, empresario cuya familia proviene de Següenco (Cangas de Onís) e impulsor de la citada Facultad y del Instituto Oviedo en la ciudad guanajuatense. Todos ellos se desplazaron junto con el abad -que bendijo la Facultad el viernes- desde Guanajuato a Ciudad de México para el emotivo encuentro con la cofradía.

No se olvidó Tuñón, que ofició la misa junto a Julián Pablo Fernández, sacerdote descendiente de una familia de Siero, de mencionar a Juan de Mier y Villar, uno de los fundadores de la cofradía que era inquisidor decano del Santo Oficio de la Inquisición en la Nueva España. "Hay que evocar a estos asturianos porque desde entonces una generación de asturianos o de descendientes han perpetuado esta devoción en esta iglesia de Santo Domingo", recordó el abad, que recibió como regalo de la cofradía la copia de un documento histórico de la misma.

Ataviados con sus medallas, con la imagen de la Santina en una cara y la de la basílica de Covadonga en la otra, los cofrades siguieron con emoción las palabras de Tuñón. "Para nosotros es como la primera vez que vino el Papa a México", aseguró Eloísa Galán, que expresa con palabras lo que significa vivir la devoción a Covadonga a miles de kilómetros. "Es muy emocionante. Los que nacieron en Asturias recuerdan su lugar, y a los descendientes de asturianos ya nos acostumbraron a venir a la misa en honor de la Virgen", señaló la presidenta de la cofradía, que suma 400 miembros y cada año celebra la festividad de la Santina, para la que visten de gala la imagen del retablo. El pasado domingo fueron ellos quienes se vistieron de gala para una misa histórica de unión entre Asturias y México.

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