La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La guía secreta de Asturias

Aristébano, no sólo una vez

La braña valdesana más famosa por ser donde se celebra cada año el Festival de la Vaqueirada se ubica en una zona de gran belleza que merece la pena recorrer

Hay lugares que son más conocidos por lo que en ellos se celebra que por los propios tesoros que albergan en sí mismos: paisajes únicos y una historia transmitida de generación en generación y que merece ser contada y conocida. Eso pasa cuando se habla de una hermosa braña vaqueira, la de Aristébano, famosa por ser donde se celebra todos los años, y concretamente el último domingo de julio, el Festival Vaqueiro y de la Vaqueirada, donde la boda vaqueira tiene el gran protagonismo. Día de emociones, de colorido, de música y alegría y de unos novios vaqueiros que, manteniendo las tradiciones, rinden con su enlace un homenaje a las raíces de las que proceden.

Sin duda que el escenario elegido es un privilegio, pero en un día como ése sucede como cuando los árboles no dejan ver el bosque, y es sólo cuando el público se va y el telón se baja -cualquier otro día del año- cuando esta braña valdesana se puede disfrutar en toda su grandiosidad flanqueada por las sierras de Estoupo y Silvallana, justo en el límite del concejo de Tineo, con sus casas y sus campos bien segados, sobre una loma de verdes donde, a estas alturas del año, ya son pocas las vacas que pastan.

A esta braña, como a tantas llegado el verano, hacen la trashumancia los vaqueiros de alzada; asturianos cuya forma de vida, costumbres y tradiciones propias fueron transmitidas de padres a hijos desde tiempo inmemorial y que no estaban bien vistos por los xaldos, los aldeanos de los valles, que los marginaron durante siglos.

En el bar que lleva el nombre de la braña, y que al entrar huele a potaje rico y a calor de chimenea encendida, Elvira Berdasco recuerda con orgullo a su tatarabuela Rogelia Gayo, presente en el local en fotografías y pinturas. Nació en Aristébano en 1865 y falleció en Luarca en 1959. Una vaqueira de raza y valdesana ilustre que llevó la cultura vaqueira, los bailes, las vaqueiradas y cantares por el mundo entero. Viajó por toda España con el grupo "Vaqueiros de Alzada" y también por Europa e inclusive llegó a América. Su obra de recopilación de cantares vaqueiros y otros recitados son considerados, sin duda alguna, auténticas joyas del folclore asturiano.

De las casi treinta casas habitadas que llegó a haber, hoy quedan unas siete y alguna que otra a la que acuden en los fines de semana. La emigración se llevó buena parte de sus habitantes. Eso y el tiempo, que todo lo puede. Sucumbir ante la belleza de su paisaje es lo lógico y necesario; por eso, a Aristébano hay que ir no sólo una vez, sino más, y así poder imaginarse a tan internacional vaqueira cantando aquello de "los vaqueiros vanse, vanse. Las vaqueiras tsoran, tsoran, ay mío vaquirín del alma, con quién voy a dormir ahora".

Compartir el artículo

stats