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El quinquenio de la izquierda partida

El PSOE cumple cinco ejercicios consecutivos sin conseguir aprobar un presupuesto con el apoyo de las fuerzas progresistas del Parlamento autonómico

La política, dijo en la Junta el portavoz de IU, Gaspar Llamazares, "es el terreno de la insatisfacción, de la decepción. Hay que aprenderlo". Quería el diputado dejar una lección de vida para los neófitos parlamentarios de Podemos e invitarlos a hacer un último esfuerzo hacia un acuerdo que hiciese posible un presupuesto para Asturias en 2018.

Al final, mirándola con perspectiva, su frase puede aceptarse también como la constatación de una evidencia recurrente en la historia reciente de la política asturiana: la izquierda no consigue una mayoría suficiente para garantizar un presupuesto desde el de 2013, desde el primero negociado con Javier Fernández en el Gobierno.

La prórroga que se avecina en 2018 será la tercera en cinco años y el quinto fracaso consecutivo en el intento del Ejecutivo socialista del Principado de conseguir unas cuentas con los apoyos en la izquierda. Si se hace caso al Presidente, también habrá sido el último con él al frente: el año que viene, con las urnas encima, el mismo Fernández dijo en el debate de orientación política que "andaremos por vísperas electorales", con el "ábaco partidista" en la mano, "y me parece muy difícil imaginar que entonces pueda haber un pacto si ahora no lo logramos".

Si era ahora o nunca, al final fue nunca. No lo lograron. Se escapó este tren igual que los cinco anteriores. Los motivos han sido dispares y los tres últimos intentos estiraron el repertorio de la discrepancia entre el PSOE y Podemos: el año pasado una profunda discordancia fiscal entre otras muchas razones, éste una batería de propuestas en diversos ámbitos entre las que descolló al final la gratuidad de las escuelas infantiles?

Incluso la falta de sintonía con los morados llevó en 2015 al Gobierno a retirar de la Junta su proyecto para 2016 cuando sabía que estaba abocado al fracaso pese al apoyo de IU, pero el caso es que para cuando la formación morada entró en la cámara, en esta legislatura, los socialistas ya venían de dos intentos fallidos con IU.

El presidente del Principado quiso intentar siempre seducir primero a la izquierda y no lo ha conseguido nunca desde su primer presupuesto, el de 2013, aprobado a finales de 2012 a tres bandas con IU y UPyD, en el principio de un fugaz idilio que pronto acabó dinamitado por el desencuentro de los socialistas con las otras dos partes del pacto a cuenta de la reforma del sistema electoral.

A partir de entonces, el resumen rápido de las negociaciones presupuestarias se hace con dos pactos a regañadientes con el PP, con el Gobierno tapándose la nariz en los años impares -2015 y 2017-, y con las tres prórrogas de los ejercicios pares, 2014, 2016 y ahora 2018, la primera de ellas apuntalada por cierto también con el respaldo de los votos populares en la Junta para oxigenar las apreturas financieras del Gobierno regional mediante créditos extraordinarios.

El caso es que las tentativas de mirar a la izquierda concluyeron desde el año 2013 invariablemente en cuentas prolongadas o en el asidero incómodo de la derecha, en estos casos siempre a cambio de rebajas fiscales.

Y aunque también hubo tentativas erradas con IU, en estos años han sido Podemos y Foro las únicas formaciones que siempre se han opuesto a los proyectos de presupuestos de los gobiernos de Javier Fernández. La "geometría variable" encontró al inicio la compañía de IU y UPyD, después dos veces al PP y el año pasado también a Ciudadanos, pero a Foro y a Podemos, nunca.

He ahí el balance de la fragmentación política que en esta década se ha exacerbado en el parlamento asturiano. El Presidente viene de enfocar a la formación morada cuando busca a los responsables de la última prórroga, remarcando tras el pleno en el que encallaron los presupuestos que la oposición de Podemos a pactar con el PSOE era la tercera consecutiva.

El caso es que la confluencia de voto entre socialistas y podemistas en la ley más importante del año sigue pendiente después de tres intentos. La última, la del presupuesto de 2018, cegada esta vez de antemano la vía del PP a cambio de bajar más impuestos, acaba de terminar con el PSOE y Podemos acusándose exactamente de lo mismo, de fingir el gesto de la mano tendida y de no tener en el fondo ninguna disponibilidad de llegar a un acuerdo.

Relevo FSA

Tampoco el relevo en la dirección de la Federación Socialista Asturiana, materializado este otoño, aproximó unas posturas que finalmente cultivaron el desacuerdo incluso sobre los motivos y las circunstancias del propio desencuentro.

El PSOE culpó a la formación morada de ser poco clara mientras presumían de haber concretado sus demandas en esta negociación más que en ninguna otra. Esta es la historia del agua y el aceite, y lo saben: a Podemos "le puede más lo que somos que lo que hacemos", dijo Javier Fernández el pasado viernes; "el problema del PSOE no es de dinero, sino de llegar a un acuerdo con Podemos", había dicho ya el día antes el portavoz de la formación morada, Emilio León.

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