Las penosas condiciones en las que la magistrada y los trabajadores del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Luarca tienen que desarrollar su labor diaria quedó en franca evidencia el pasado lunes, cuando Javier Ledo pasó a disposición judicial.
La sede judicial se encuentra en dos pisos de un edificio de viviendas situado en el centro de la capital valdesana. Se trata de una ubicación impensable en el presente siglo, según fuentes judiciales. Pero aún hay más. Como carece de calabozos, el único acusado por el crimen de Arbón y los agentes que le custodiaban debían permanecer en las mismas dependencias judiciales en las que otros vecinos realizaban sus trámites. Así que sólo había una solución: paralizar todos el Juzgado para atender a un detenido y un solo caso.
Pero no sólo eso. Aunque el edificio tiene ascensor, no funcina para acceder a las dependencias judiciales, con lo que los agentes de la Guardia Civil tenían que estar atentos para preparar la salida del reo del Juzgado y evitar que se cruzara con el resto de los vecinos, incluidos niños, en el portal y la escalera.
La situación es tan "surrealista", que cuando hay que tomar declaración a algún acusado o testigo que no puede subir las escaleras, se le tiene que tomar testimonio en la cafetería que hay justo al lado del Juzgado. Un espacio reducido y con terraza en la acera donde los parroquianos van a desayunar, a tomar el vino del mediodía, el café y a echar la partida de cartas.
El Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) ha denunciado en múltiples ocasiones las "deningrantes" condiciones en las que se tiene que trabajar en el Juzgado de Luarca. El Principado sacó ya a concurso la construcción de un nuevo edificio judicial, pero quedó desierto. Mientras tanto, hubo tormentas y entraba el agua por los fluorescentes de la luz. Lo del lunes ya fue el colmo, según fuentes jurídicas.
